Una investigación reciente revela que una prueba comúnmente utilizada para evaluar si un atleta universitario ha sufrido una conmoción cerebral es efectiva solo la mitad de las veces y podría no ser confiable. Esta prueba, utilizada por la NCAA para medir las habilidades cognitivas de los atletas, forma parte de un conjunto de tres pruebas (junto con evaluaciones de síntomas y equilibrio) para identificar conmociones cerebrales.
"La prueba cognitiva puede indicar una conmoción cerebral si los resultados son bajos, pero muchas personas con conmociones cerebrales obtienen buenos resultados en esta prueba", comentó la Dra. Kimberly Harmon, autora principal del estudio y profesora de medicina familiar en la Universidad de Washington.
La Dra. Harmon se motivó a investigar tras observar, en su trabajo con los Huskies de la Universidad de Washington, que algunos atletas con conmociones cerebrales obtenían buenos resultados en la prueba cognitiva y viceversa.
La prueba en cuestión es parte de la Herramienta de Evaluación de Conmociones Cerebrales Deportivas (SCAT). En la sección de habilidades cognitivas del SCAT, se evalúa la orientación, memoria y concentración del paciente a través de preguntas y tareas específicas.
El estudio, que incluyó a 92 atletas de la División I de la NCAA que sufrieron conmociones cerebrales entre julio de 2020 y finales de 2022, comparó sus resultados en la prueba SCAT con los de 92 compañeros de equipo que no habían sufrido lesiones. Los investigadores no encontraron diferencias significativas en las puntuaciones cognitivas entre los atletas lesionados y los no lesionados. De hecho, el 45% de los atletas con conmoción cerebral tuvieron un mejor desempeño en las pruebas cognitivas que en las pruebas de referencia previas a la lesión.
Harmon enfatizó que, aunque el aumento de síntomas generalmente sugiere una conmoción cerebral, la detección precisa requiere que los atletas reporten sus síntomas de manera honesta, lo que puede ser difícil debido a su deseo de regresar al juego, el temor a decepcionar a los compañeros o la dificultad para identificar los síntomas. "Aún no tenemos una prueba objetiva y definitiva para las conmociones cerebrales", concluyó Harmon. "Este estudio subraya la importancia de que los atletas informen sobre sus síntomas para garantizar su seguridad".