Un estudio reciente sugiere que la toxina de uno de los animales más venenosos del mundo, el caracol marino cono geográfico, podría abrir nuevas vías para el tratamiento de la diabetes y otros trastornos hormonales.
Esta toxina, denominada consomatina, imita una hormona humana llamada somatostatina, que regula los niveles de azúcar en la sangre y otras hormonas en el cuerpo, según los investigadores en un artículo publicado el 20 de agosto en Nature Communications. La consomatina podría ser clave para desarrollar mejores medicamentos para quienes sufren de diabetes y desequilibrios hormonales.
"Los caracoles cono son verdaderos maestros en química", comentó Ho Yan Yeung, el autor principal y investigador postdoctoral en bioquímica de la Universidad de Utah.
La consomatina, junto con otra toxina similar a la insulina del veneno del caracol, induce una disminución rápida y prolongada de los niveles de azúcar en la sangre de sus presas, dejándolas inconscientes. Helena Safavi, profesora asociada de bioquímica en la misma universidad, explicó que "los venenos de estos animales han evolucionado para atacar objetivos específicos en sus presas y alterarlos". Evaluar cómo un componente del veneno afecta la fisiología puede ser muy relevante para las enfermedades humanas.
Para los químicos medicinales, esto puede ser considerado un "atajo" para entender y desarrollar tratamientos, según Safavi.
La somatostatina en el cuerpo humano actúa como un regulador que evita que los niveles de azúcar y otras hormonas suban peligrosamente. De manera similar, la consomatina mantiene los niveles de azúcar en la sangre bajos en las presas al inhibir su recuperación después de la acción de una toxina similar a la insulina.
A diferencia de la somatostatina, que actúa sobre varias proteínas en las células humanas, la consomatina se enfoca en una proteína específica, lo que podría permitir una regulación más precisa de los niveles de azúcar en la sangre. Además, la consomatina tiene una duración más prolongada en el cuerpo humano debido a un aminoácido inusual que la hace más resistente a la descomposición.
El caracol cono geográfico, que habita en los arrecifes del Indo-Pacífico, crece hasta unos 15 centímetros y presenta conchas con patrones complejos. Aunque la consomatina en sí misma podría ser demasiado peligrosa para usarse directamente como medicamento, su estructura podría inspirar el diseño de nuevos fármacos para regular los niveles hormonales humanos.
Además, dado que varias partes del veneno del caracol afectan los niveles de azúcar en la sangre, otras toxinas en el veneno podrían también ofrecer insights valiosos para el tratamiento de la diabetes, concluyeron los investigadores. "Es posible que haya más toxinas en el veneno con propiedades reguladoras de la glucosa", afirmó Yeung.