Las botellas de agua reutilizables son una excelente alternativa para reducir el consumo de plástico y contribuir al cuidado del medio ambiente, pero si no se utilizan y limpian adecuadamente, pueden acumular bacterias en niveles tan peligrosos como los de un inodoro.
Estas botellas, que se han convertido en un accesorio popular y símbolo de un estilo de vida saludable, ofrecen beneficios notables al fomentar la hidratación y reducir el uso de plásticos desechables. Sin embargo, muchos no se dan cuenta de que, más allá de un simple enjuague, es necesario un cuidado adecuado para evitar la acumulación de microorganismos.
Según un estudio de WaterFilterGuru, especializado en calidad del agua, las botellas reutilizables pueden albergar hasta 20.8 millones de unidades formadoras de colonias (UFC), una medida que indica la cantidad de microorganismos en una superficie. Comparado con los 515 UFC de un asiento de inodoro promedio, esto significa que las botellas pueden estar hasta 40,000 veces más contaminadas.
El Dr. Rodrigo Lins, consultor de la Sociedad Brasileña de Enfermedades Infecciosas, señala que es un error pensar que solo con un enjuague es suficiente, ya que estos recipientes pueden acumular grandes cantidades de bacterias y hongos que ponen en riesgo nuestra salud.
Los gérmenes en las botellas provienen de diversas fuentes, como el contacto directo con la boca y las manos, así como la exposición a bacterias y hongos en bolsos, mochilas y otras superficies de uso común. Los expertos, como el microbiólogo Jorge Timenetsky de la Universidad de São Paulo, advierten que grupos vulnerables, como niños, ancianos y personas inmunocomprometidas, deben tener aún más cuidado.
Una botella sucia puede ocasionar desde malestares gastrointestinales hasta infecciones graves, especialmente si alberga bacterias como estafilococos o estreptococos. Además, las personas alérgicas al moho pueden experimentar congestión nasal, dolores de cabeza y fatiga al entrar en contacto con estos hongos.
Para evitar estos riesgos, es esencial limpiar la botella a fondo. Los expertos sugieren un lavado diario con agua y jabón, utilizando un cepillo para llegar a las áreas difíciles. Además, es importante secar la botella antes de volver a llenarla y evitar compartirla con otras personas. Para facilitar la limpieza, es recomendable elegir botellas sin superficies rugosas ni elementos adicionales, como pajitas y boquillas, que requieren cepillos especiales. Aunque el material de la botella no influye significativamente en la acumulación de microorganismos, algunas investigaciones sugieren que el vidrio podría ser ligeramente más seguro que el aluminio.