Ozempic, un medicamento originalmente destinado al tratamiento de la diabetes tipo 2, ha ganado notoriedad en los últimos tiempos debido a su efecto secundario de reducir el apetito, lo que lo ha convertido en una solución popular para la pérdida de peso.
Esta tendencia ha sido impulsada por redes sociales como TikTok, donde el hashtag relacionado con Ozempic ha acumulado más de 396 millones de menciones, especialmente entre celebridades e influencers.
Sin embargo, esta creciente demanda ha provocado desabastecimientos a nivel global desde septiembre, lo que ha afectado a pacientes con diabetes tipo 2 que dependen del medicamento para controlar su condición. Mientras algunas personas lo utilizan como un atajo para bajar de peso, otros enfrentan serios problemas cuando no pueden acceder al tratamiento. Un ejemplo es José, un paciente de diabetes tipo 2, quien relató cómo la falta de Ozempic lo obligó a cambiar su tratamiento, lo que le causó complicaciones físicas y emocionales.
El uso no supervisado de Ozempic también representa riesgos para la salud. Entre los efectos secundarios más comunes se encuentran problemas gastrointestinales, como náuseas, vómitos y diarreas. Además, el abuso del medicamento podría desencadenar un efecto rebote, donde las personas recuperan rápidamente el peso perdido una vez dejan de usarlo. Los expertos advierten que Ozempic aún está en fase de estudio en cuanto a sus efectos a largo plazo, lo que hace aún más incierto su uso para adelgazar sin la supervisión adecuada.
El auge de Ozempic como "solución mágica" para la obesidad plantea un dilema ético y sanitario, pues está afectando la disponibilidad de este medicamento para aquellos que realmente lo necesitan, al mismo tiempo que su uso no regulado puede tener consecuencias graves. Este fenómeno destaca la influencia de las redes sociales en el uso de medicamentos y subraya la necesidad urgente de una regulación más estricta sobre la promoción de fármacos y una mayor educación sobre los riesgos asociados con su uso.