El joven colombiano terminó solicitando la eutanasia tras cinco años de lucha con la enfermedad que contrajo en unas vacaciones.
La historia de Javier Acosta ha impactado profundamente a nivel global. Este colombiano de 36 años ha atravesado una serie de pruebas difíciles: después de un accidente automovilístico que lo dejó en silla de ruedas, contrajo una infección en una piscina, y posteriormente le diagnosticaron cáncer de sangre. Todo esto le llevó a solicitar la eutanasia, la cual se llevó a cabo el viernes 30 de agosto.
La conmoción ha llevado a muchos a investigar qué es la Candida auris, un hongo que ha causado la muerte de una persona joven tras cinco años de sufrimiento y pocas opciones de recuperación.
Qué es la Candida auris
Hace unos años, Javier Acosta estaba disfrutando de unas vacaciones cuando se sumergió en una piscina en Melgar, al sur de Bogotá. Fue en ese momento cuando contrajo Candida auris, un hongo conocido por su alta resistencia a los tratamientos antifúngicos. Según National Geographic, este hongo puede causar infecciones graves, especialmente en personas con sistemas inmunológicos debilitados.
Este hongo afecta el torrente sanguíneo y se vuelve especialmente grave cuando la infección alcanza los órganos vitales. La falta de tratamientos eficaces y su rápida propagación hacen que sea una enfermedad prácticamente incurable y mortal.
Forma de contagio
La Candida auris generalmente se contrae mediante el contacto con personas o superficies contaminadas. Uno de los desafíos es que la infección puede estar presente sin síntomas evidentes, lo que dificulta su detección. Esto facilita su propagación en ambientes susceptibles, como residencias y hospitales.
En el caso de Javier Acosta, el hongo se transmitió a través del agua. Piscinas o bañeras con una desinfección inadecuada son lugares donde estas bacterias pueden proliferar rápidamente. La humedad y la falta de limpieza adecuada contribuyeron a la contaminación de la piscina donde Acosta contrajo esta infección letal.
Principales síntomas
Entre los síntomas más visibles se incluyen el enrojecimiento de la piel, que puede causar picazón y descamación. También es común experimentar fiebre alta, escalofríos y sudores continuos en los infectados
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