Las mandarinas, esas pequeñas y brillantes frutas de color naranja intenso, no solo son un deleite para el paladar en los meses fríos, sino que también brindan sorprendentes beneficios para la salud.
Conocidas científicamente como Citrus reticulata, estas frutas pertenecen a la familia de los cítricos, al igual que la naranja, aunque son más pequeñas y tienen un sabor distintivo que combina dulzura con un toque ácido. Su temporada de mayor disponibilidad se extiende de octubre a febrero, lo que las convierte en un elemento esencial en la dieta invernal de México.
Según el Gobierno de México, las mandarinas son valoradas por sus numerosas propiedades, que van más allá de su uso en la cocina, abarcando también la cosmética y la medicina natural. Con un alto contenido de vitamina C, fibra y antioxidantes, su consumo regular puede ser fundamental en la prevención de diversas enfermedades.
¿Por qué incluir mandarinas en tu dieta? Aquí te presentamos sus beneficios.
Las mandarinas son ricas en agua (90%), lo que las convierte en un alimento hidratante y bajo en calorías, ideal para quienes desean mantener un peso saludable. Cada 100 gramos de esta fruta aportan aproximadamente 40 calorías, 0.8 gramos de proteína y 9 gramos de carbohidratos, lo que las hace perfectas para saciar el hambre sin sumar muchas calorías. Además, su contenido de fibra ayuda a regular el tránsito intestinal y a combatir el estreñimiento.
Más allá de la vitamina C, esencial para reforzar el sistema inmunológico, las mandarinas también son una buena fuente de vitamina A, B1 y B2, así como de minerales como potasio, calcio, magnesio, hierro, zinc y fósforo. Todos estos nutrientes son vitales para el correcto funcionamiento del organismo, contribuyendo a la salud cardiovascular, la regeneración de tejidos y la absorción de hierro, lo que ayuda a prevenir la anemia.
Un aliado natural contra enfermedades
Los beneficios de las mandarinas van más allá de la nutrición básica. Esta fruta cítrica actúa como un aliado en la prevención de enfermedades crónicas como afecciones cardíacas, diabetes y ciertos tipos de cáncer. Su bajo índice glucémico ayuda a reducir los niveles de insulina en el cuerpo, facilitando la utilización de azúcares como fuente de energía y previniendo su almacenamiento en forma de grasa. De este modo, el consumo regular de mandarinas puede contribuir a una pérdida de peso saludable.
Además, los antioxidantes y compuestos antimicrobianos presentes en las mandarinas refuerzan las defensas naturales del cuerpo, protegiéndolo de infecciones bacterianas, virales y fúngicas. También benefician la salud de la piel, ya que ayudan en la formación de colágeno. El aceite de mandarina se utiliza en la medicina tradicional para fomentar la regeneración celular y acelerar la cicatrización de heridas.