Prohíben papitas fritas con sabor jamón o ahumado por riesgo de cáncer

La Unión Europea ha decidido prohibir el uso de aditivos de aroma ahumado en una variedad de productos alimenticios, incluyendo las populares papas fritas con sabor a jamón.

Esta decisión se basa en una evaluación científica realizada por las Autoridades Europeas de Seguridad Alimentaria (EFSA), que ha identificado serios riesgos para la salud asociados con estos aditivos. Las papas fritas, que han sido un snack preferido en todo el mundo, han suscitado preocupación debido a su sabor atractivo y las posibles irregularidades en su producción.

Según la EFSA, los aditivos de aroma ahumado utilizados para imitar el sabor a jamón pueden alterar la materia genética de quienes los consumen, aumentando el riesgo de desarrollar cáncer. Esta conclusión ha llevado a la Comisión Europea a tomar medidas drásticas para proteger a los consumidores. A partir de ahora, las empresas que utilicen estos aditivos deberán reformular sus productos o enfrentarse a su retirada del mercado.

La prohibición afecta no solo a las papas fritas, sino también a otros alimentos con sabor ahumado, como sopas, salsas, embutidos y quesos. El alcance de la medida incluye todos los productos que emplean sabores ahumados, desde snacks hasta productos cárnicos como salchichas y tocino, lo que refleja la seriedad con la que las autoridades están abordando el problema.

La completa implementación de esta prohibición podría llevar hasta cinco años, durante los cuales las empresas deberán adaptarse a las nuevas regulaciones. Este cambio también podría afectar los hábitos de consumo, dado que muchos de estos productos forman parte de la dieta diaria de millones de personas.

Además del riesgo de cáncer, el consumo de papas fritas y otros alimentos altos en calorías y grasas está relacionado con problemas de salud como aumento de peso, enfermedades cardiovasculares y trastornos digestivos. Las grasas saturadas y trans en estos alimentos pueden elevar el colesterol LDL (colesterol malo) y reducir el HDL (colesterol bueno), aumentando el riesgo de enfermedades cardíacas.