Visión borrosa, entrecerrar los ojos para ver a distancia, acercarse demasiado a los objetos, parpadear con frecuencia o sufrir dolores de cabeza son algunos de los síntomas de la miopía en niños a los que los padres deben prestar atención.
A diferencia de los adultos, los pequeños suelen tener dificultades para comunicar sus problemas visuales. A menudo, los profesores son quienes detectan la dificultad cuando los niños no siguen las instrucciones o se distraen mirando a sus compañeros.
La miopía tiende a progresar más rápidamente en los niños más pequeños, lo que significa que a menor edad de inicio, mayor es el riesgo de desarrollar miopías más severas. Por ello, es crucial detectarla y tratarla a tiempo. Según el 'Barómetro de la Miopía en España', realizado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Fundación Alain Afflelou, en 2023, el 20,3% de los niños de 5 a 7 años en España presentaban miopía. Esta cifra aumenta al 62% entre los jóvenes universitarios de 17 a 27 años, en un periodo donde se reduce el tiempo al aire libre y se incrementa el uso de dispositivos electrónicos.
Luis Fernández-Vega Cueto-Felgueroso, especialista del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, advierte que el aumento de miopía no se limita a la necesidad de gafas, ya que puede avanzar y aumentar el riesgo de patologías como el desprendimiento de retina, problemas maculares, glaucoma y cataratas. Se estima que para 2050, la mitad de la población mundial será miope, lo que plantea un desafío para los sistemas de salud.
Los oftalmólogos recomiendan realizar un examen de fondo de ojos anualmente, incluso si la miopía es leve (menos de 3 dioptrías), y llevar a los niños a su primera revisión ocular a los 4 años. Esto es importante porque un niño puede tener buena visión en un ojo y no en el otro, lo que podría llevar al desarrollo de un ojo vago si no se corrige.
La adolescencia es también un período crítico para la progresión de la miopía, y se recomienda realizar revisiones frecuentes. Además, a partir de los 40 años, se pueden detectar de manera temprana otras patologías como el glaucoma.
El incremento en los casos de miopía se atribuye al uso prolongado de pantallas y a la falta de luz natural. La clave no es la luz de las pantallas, sino el hecho de fijar la vista en objetos cercanos durante largos períodos. Aumentar la actividad al aire libre puede reducir la miopía, ya que la luz natural ayuda a generar dopamina, que tiene un efecto protector. Se aconseja crear un entorno de estudio adecuado con buena iluminación y mantener una distancia adecuada al leer.
La miopía se produce porque, por estos factores, el ojo se alarga. Es esencial realizar una correcta graduación de la vista en los niños para evitar problemas como el ojo vago o dolores de cabeza. Actualmente, hay métodos para ralentizar la progresión de la miopía, como el uso de colirios de atropina y gafas o lentes de desenfoque periférico.
En el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, se está llevando a cabo un estudio pionero desde 2022 que combina lentes con tecnología D.I.M.S. y colirio de atropina al 0.025% para tratar la miopía infantil. Los resultados preliminares son prometedores, mostrando que la combinación de ambos tratamientos es más efectiva en el control de la progresión de la miopía.
La cirugía refractiva se ofrece como una opción para corregir defectos refractivos, pero no cura la miopía. Aunque se puede operar hasta 30 dioptrías, el ojo seguirá siendo miope, lo que significa que el paciente continuará teniendo riesgo de desarrollar problemas oculares. Es fundamental realizar revisiones anuales después de la cirugía y estar preparado para ajustes futuros en la corrección de la visión. La cirugía para la miopía es viable a partir de los 22-23 años, sin un límite de edad superior, y puede combinarse con la cirugía de cataratas bajo la recomendación de un oftalmólogo.