Comerse las uñas, conocido médicamente como onicofagia, es un hábito que muchos consideran inofensivo. Sin embargo, expertos del Instituto Mayo Clinic y otras instituciones han señalado que esta práctica puede acarrear serias consecuencias para la salud.
Lejos de ser una simple cuestión estética, morderse las uñas introduce bacterias y hongos en el organismo, lo que puede desencadenar diversas complicaciones médicas.
La dermatóloga Lourdes Navarro Campoamor, de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV), destaca que la onicofagia afecta a diferentes grupos etarios.
Según datos de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), su prevalencia es del 30% en niños, 45% en adolescentes y 10% en adultos mayores de 35 años. Aunque este hábito puede parecer inofensivo, sus riesgos son considerables.
Infecciones y daños físicos
Una de las principales preocupaciones asociadas con la onicofagia es la posibilidad de infecciones. Al morderse las uñas, se crea una puerta de entrada para microorganismos que pueden causar infecciones en los dedos y, eventualmente, en otras partes del cuerpo. Estas infecciones pueden variar desde leves hasta graves, dependiendo del tipo de bacterias o hongos involucrados.
Implicaciones psicológicas
El hábito de morderse las uñas no solo tiene implicaciones físicas, sino también psicológicas. Investigadores de la Universidad de Montreal han explorado las conexiones entre la onicofagia y trastornos como la ansiedad y el perfeccionismo. En su estudio de 2015, sugieren que este hábito puede ser un síntoma de ansiedad subyacente o incluso de trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Por lo tanto, buscar orientación profesional es crucial para abordar las causas subyacentes y encontrar maneras efectivas de manejar el estrés y la ansiedad.
Consecuencias digestivas y dentales
Morderse las uñas puede tener efectos negativos en la salud digestiva. La ingestión de bacterias y hongos presentes en las uñas aumenta el riesgo de infecciones estomacales. Además, este hábito puede causar daños estructurales a los dientes y afectar su alineación. Los dentistas advierten que la presión constante sobre los dientes puede llevar a problemas como el desgaste del esmalte y el desplazamiento dental.
Impacto en el sistema respiratorio
Otro aspecto preocupante es el impacto de este hábito en el sistema respiratorio. Las bacterias presentes en las uñas mordidas pueden llegar a las vías respiratorias, aumentando las posibilidades de desarrollar infecciones como amigdalitis o faringitis. Los expertos en salud respiratoria subrayan la importancia de mantener las manos y uñas limpias para prevenir la propagación de infecciones.
Cómo romper el hábito
Para aquellos que buscan dejar de morderse las uñas, los expertos recomiendan varias estrategias. Entre ellas, mantener las uñas cortas y bien cuidadas, usar esmaltes de sabor amargo y buscar apoyo psicológico si el hábito está relacionado con la ansiedad. La terapia cognitivo-conductual (TCC) ha demostrado ser efectiva para abordar comportamientos compulsivos, incluido el hábito de morderse las uñas.
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