Un estudio reciente de la Universidad de Exeter sugiere que, en lugar de mantener una red social extensa, reducir las interacciones sociales puede ser beneficioso para la salud en la vejez. Este hallazgo pone en duda las ideas tradicionales sobre el envejecimiento y la importancia de las relaciones sociales, proponiendo que las conexiones sociales más limitadas pero significativas podrían ser clave para el bienestar.
La investigación, denominada “envejecimiento social”, indica que disminuir las interacciones sociales en la vejez podría ser un mecanismo de adaptación para evitar infecciones, dado que el sistema inmunológico se debilita con la edad. Los científicos estudiaron a macacos rhesus y observaron que aquellos con menos contacto social en la vejez tenían menor exposición a agentes infecciosos, sugiriendo que este comportamiento de aislamiento podría tener un propósito evolutivo también en los humanos.
Contrario a lo que se podría pensar, el aislamiento social no es necesariamente el resultado de limitaciones físicas o emocionales, sino una respuesta adaptativa para proteger la salud. Erin Siracusa, una de las autoras del estudio, explicó que tanto los humanos como los animales tienden a reducir sus interacciones sociales para disminuir el riesgo de enfermedades, especialmente cuando envejecen. Este fenómeno, denominado "selectividad social", ayuda a reducir la transmisión de patógenos entre individuos con sistemas inmunitarios más débiles.
Los resultados también sugieren que las interacciones prolongadas aumentan el riesgo de transmisión de enfermedades, por lo que reducir tanto la cantidad como la duración de las relaciones sociales podría tener beneficios para la salud física, aunque siempre preservando relaciones cercanas y significativas para el bienestar emocional. Sin embargo, el aislamiento completo puede tener efectos negativos, como problemas de salud mental y cognitiva, lo que subraya la necesidad de encontrar un equilibrio.
Este estudio presenta una nueva perspectiva sobre cómo nuestras redes sociales pueden influir en la salud a medida que envejecemos, proponiendo que, al limitar las interacciones sociales, se puede preservar la salud física mientras se mantiene un círculo de relaciones estrechas y significativas, lo cual podría ser clave para un envejecimiento saludable.