No es ahogarse en un vaso de agua: ¿Qué significa ser una persona altamente sensible?

Cuando una persona tiende a emocionarse fácilmente, sentirse muy triste o percibir olores con mayor facilidad, podríamos pensar que es ‘dramática’ o ‘quisquillosa’. Sin embargo, esto podría indicar que se trata de una Persona Altamente Sensible (PAS).

“Estamos hablando de un cerebro diferente, de un sistema nervioso central que opera de manera distinta al de la mayoría. Inicialmente se estimaba que representaba entre el 15 y el 20 por ciento de la población, pero ahora se sugiere que podría ser hasta el 30 por ciento”, afirma la especialista Carmen Geraud en una entrevista para El Financiero.

¿Qué significa ser una persona altamente sensible?

Las Personas Altamente Sensibles no son enfermas ni padecen ninguna patología o trastorno. Son individuos que poseen un sistema neurosensorial más desarrollado que el resto, lo que les permite recibir y procesar una mayor cantidad de información, explica Carmen Geraud, conferencista y coach parental.

La alta sensibilidad puede confundirse con la ansiedad.

La hipersensibilidad no es perjudicial, sino que es una condición genética que se transmite de generación en generación, y puede presentarse tanto en hombres como en mujeres.

Si no se identifica desde una edad temprana, la alta sensibilidad puede ser erróneamente diagnosticada como bipolaridad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o incluso Trastorno del espectro autista (TEA).

“Frecuentemente se confunde con la ansiedad. A veces, una persona que enfrenta un problema de depresión toma medicamentos sin abordar la raíz del problema, que es la sobresaturación. Al entender que eres altamente sensible, es crucial realizar cambios en tu vida, entorno y rutina, asegurándote de darte períodos de descanso y desaturación”, explica Geraud.

Características de las Personas Altamente Sensibles

La alta sensibilidad se define a través de cuatro características fundamentales, resumidas en el acrónimo DOES, según Carmen Geraud:

1. Sensibilidad a lo sutil:
Las personas altamente sensibles pueden detectar matices a través de los sentidos, como el tacto, el gusto, el olfato y el oído. Tienen un sistema nervioso central muy refinado que les permite notar cualquier detalle. Por ejemplo, un niño altamente sensible puede ser muy selectivo con la comida.

2. Profundidad de análisis:
Estas personas analizan minuciosamente la información que reciben sobre eventos pasados y la comparan con el presente antes de tomar decisiones. Evaluarán las situaciones de manera integral y detallada antes de actuar. Geraud ejemplifica esto con una persona en un bosque que escucha un pequeño ruido y se pregunta qué significa: ¿es un conejo, un zorrillo o un león? Se plantean si su vida está en riesgo o no.

3. Empatía:
Las PAS muestran mayor actividad en el hemisferio derecho del cerebro, que está relacionado con las emociones y la creatividad. Esto les permite ser más empáticos y comprender mejor los sentimientos de los demás, ya que su cerebro cuenta con un mayor número de neuronas espejo, las cuales tienen más actividad de lo normal.

4. Sobresaturación:
Debido a la gran cantidad de información que procesan, estas personas pueden sentirse abrumadas por los estímulos internos y externos. “Un altamente sensible percibe toda esta información y, dado su enfoque meticuloso, sufre un ‘cuello de botella’ al intentar entender todo lo que está percibiendo. Esto es similar a un embudo que, al llenarse de arena, no permite que pase el agua. Así, la sobresaturación se presenta cuando no pueden procesar adecuadamente toda la información”, comenta Geraud.

Ante esta sobresaturación, un niño o adulto altamente sensible puede experimentar problemas de salud debido al estrés, como dolores de cabeza, molestias estomacales o alergias.

¿Cómo tratar a una Persona Altamente Sensible?

Aunque la alta sensibilidad no es una enfermedad, las personas con estas características pueden enfrentar problemas de salud si no siguen una rutina que les ayude a sentirse bien. Por lo tanto, la especialista recomienda evitar estímulos que generen exceso de información, así como dedicar tiempo a la relajación y practicar la meditación, lo que puede ser útil para gestionar el estrés, además de asegurar un sueño adecuado.