La prematuridad, que se define como un nacimiento antes de las 37 semanas de gestación, pone a estos recién nacidos en riesgo de múltiples complicaciones que afectan su desarrollo y supervivencia, tales como bajo peso, sistemas pulmonares y cerebrales aún inmaduros, y una respuesta inmunológica vulnerable. Una de las principales amenazas para su vida es su alta susceptibilidad a infecciones graves, que representan una de las principales causas de mortalidad entre los bebés prematuros.
En las Unidades de Terapia Intensiva Neonatal (UCIN), donde la mayoría de estos bebés reciben atención especializada, la nutrición intravenosa juega un papel crucial. La Dra. Sarai Ugalde, especialista en Educación Clínica, explica que este tipo de alimentación asegura que los bebés reciban los nutrientes necesarios para fortalecer su sistema inmunológico. La nutrición parenteral ayuda a prevenir infecciones como la sepsis y a estabilizar a los recién nacidos, permitiendo que alcancen un peso mínimo de 1.8 kilogramos, lo cual es esencial para su desarrollo posterior.
“Las UCIN son fundamentales para salvar la vida de estos pequeños, donde un equipo de especialistas en Neonatología, Neurología, Rehabilitación, Neumología, Oftalmología y Cardiología trabajan de manera conjunta para garantizar que el bebé supere sus complicaciones iniciales y tenga una mejor calidad de vida en el futuro”, destaca la Dra. Ugalde.
A nivel mundial, uno de cada diez bebés nace prematuramente, y cada 40 segundos, uno de estos bebés muere debido a complicaciones derivadas de esta condición. Estas alarmantes estadísticas resaltan la importancia de la prevención y de una atención temprana adecuada. Las causas del parto prematuro son diversas y complejas, e incluyen factores de riesgo como embarazos múltiples, preeclampsia, hipertensión, así como condiciones de salud de la madre, como la obesidad y la diabetes.
El 17 de noviembre se celebra el Día Mundial del Niño Prematuro, una fecha destinada a crear conciencia sobre los efectos a corto y largo plazo de la prematuridad en la vida de los bebés y sus familias. A medida que estos niños crecen, pueden enfrentar desafíos adicionales, como problemas emocionales, dificultades de aprendizaje y, en algunos casos, estigmatización y exclusión social.
En algunos casos, el nacimiento prematuro puede prevenirse con cuidados prenatales adecuados, que incluyen visitas médicas regulares, una dieta balanceada, evitar el consumo de tabaco y alcohol, y mantener un estado emocional saludable durante el embarazo. Las madres jóvenes (menores de 18 años) y las mayores de 35 años también enfrentan un mayor riesgo de tener bebés prematuros, por lo que la atención médica temprana es crucial para reducir los riesgos en estos casos.