Se suele decir que la edad está en el corazón, pero en realidad, a lo largo de la vida, la edad se manifiesta en diferentes áreas del cuerpo, especialmente en los jóvenes y sus problemas urológicos.
Durante la adolescencia, que es una etapa de transición entre la niñez y la adultez, se experimentan numerosos cambios biológicos, psicológicos y sociales. Aunque se considera que esta es una fase de buena salud general, con las hormonas al máximo, también es un periodo en el que comienzan a surgir problemas urológicos debido a la maduración del sistema genito-urinario.
En la juventud, que precede a la adultez, se presentan problemas urológicos relacionados con el inicio de la vida sexual. La doctora Carmen González Enguita, jefa del Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, menciona que los problemas más frecuentes en jóvenes de 18 a 20 años son aquellos asociados al pene, como la fimosis y problemas con el frenillo.
Es importante señalar que el cáncer de testículo puede desarrollarse a una edad temprana. Por eso, cualquier anomalía en los testículos debe ser evaluada por un urólogo de inmediato.
A menudo, los jóvenes sienten pudor o vergüenza al hablar de problemas relacionados con el aparato genito-urinario, lo que puede llevar a un retraso en el diagnóstico si no se comunican con sus padres o tutores. Por lo tanto, es crucial que, ante cualquier síntoma, dolor o malestar en la región escroto-testicular, cambios en la orina, o cualquier otro signo preocupante, se consulte con un urólogo para una evaluación adecuada y tratamiento oportuno.
Los problemas urológicos comunes en jóvenes incluyen la fimosis, que ocurre cuando el prepucio es demasiado largo, estrecho o redundante, dificultando la exposición del glande durante una erección. Otros problemas incluyen dolor lumbar o abdominal, fiebre, dolor al orinar, sangre en la orina, dolor durante la eyaculación, dificultad para mantener una erección o dolor en los testículos.
Cuando un joven presenta problemas urológicos, se debe realizar una evaluación completa que incluya una historia clínica detallada, examen físico, análisis de sangre y orina, ecografía del aparato urinario y, en algunos casos, estudios urodinámicos para analizar la dinámica de la micción. La doctora González Enguita también recomienda evaluar la función sexual si es necesario.
Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) son otro problema creciente entre los jóvenes. Estas infecciones, que se transmiten a través del contacto sexual, han aumentado en los últimos años debido a la falta de control de la salud personal, deficiencias en la educación sexual, prácticas sexuales de riesgo, y el uso de sustancias como tabaco, alcohol o drogas en contextos de alto riesgo.