Durante décadas, se ha sabido que ciertos medicamentos anticonvulsivos más antiguos utilizados por mujeres para controlar la epilepsia pueden presentar riesgos para el feto, como defectos congénitos y problemas cognitivos.
Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que los anticonvulsivos de nueva generación, como la lamotrigina y el levetiracetam, no parecen representar un riesgo significativo para el desarrollo del feto.
El Dr. Kimford Meador, coinvestigador principal del estudio y profesor de neurología en la Universidad de Stanford, explicó que es crucial equilibrar la cantidad de medicamento administrado para proteger tanto a la madre como al feto de las convulsiones, sin excederse y crear un riesgo para el niño en desarrollo.
Para evaluar los efectos de los nuevos anticonvulsivos, el equipo de Meador siguió el desarrollo del lenguaje de 387 niños, cuyos padres tomaron medicamentos anticonvulsivos durante el embarazo. De estos, 298 niños nacieron de madres con epilepsia que tomaron medicamentos más nuevos. Los investigadores evaluaron las habilidades verbales de los niños hasta los 6 años, incluyendo vocabulario y la capacidad de asociar palabras con imágenes.
Los resultados mostraron que no hubo diferencias en las puntuaciones del lenguaje entre los niños expuestos a estos medicamentos en el útero y aquellos que no estuvieron expuestos. Este hallazgo es significativo porque las evaluaciones realizadas a los 6 años son más sensibles que las pruebas realizadas a edades tempranas, y tienen un impacto más directo en el rendimiento escolar y la capacidad cognitiva en la vida adulta.
Aunque estudios previos sugerían que la exposición fetal a dosis altas de levetiracetam podría afectar las habilidades cognitivas de los niños, los nuevos resultados no mostraron diferencias significativas a los 6 años. Esto proporciona tranquilidad a los padres, ya que los nuevos anticonvulsivos parecen no tener un impacto negativo en el desarrollo cognitivo de los niños expuestos en el útero.
El Dr. Adam Hartman, director del programa del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS), señaló que este estudio abre la puerta a futuras investigaciones que podrían ayudar a perfeccionar las estrategias de dosificación de medicamentos anticonvulsivos durante el embarazo, basándose en los niveles de medicamentos en la sangre de las madres.