Los médicos son tan vulnerables a la adicción como cualquier otra persona
AGENCIAS / EL TIEMPOLa Dra. Ariella Morrow, médica internista, pasó gradualmente de tener una autoestima sana y éxito profesional a los abismos de la depresión.
A comienzos de 2015, sufrió una serie de problemas personales, entre ellos un estremecedor trauma familiar, conflictos matrimoniales y un importante revés profesional.
Al principio, la valentía y la determinación la mantuvieron en pie, pero luego fue incapaz de controlar sus problemas y se refugió en el alcohol. A finales de 2020, la Dra. Morrow apenas podía levantarse de la cama: no se duchó ni cepilló los dientes por semanas. Llegó a beber dos botellas de vino al día, alternándolas con whisky.
Sentada en el cuarto de estar de su bella casa una reciente tarde de otoño, con un brillante vestido lavanda, labial del mismo tono y un collar de perlas, la Dra. Morrow trazó la ruta de su rendición ante el alcohol: "No voy a beber antes de las 5 de la tarde. No voy a beber cuando los niños están en casa. Y luego, eran las 10, las 9 de la mañana, era levantarme y beber".
Mientras la adicción y las muertes por sobredosis acaparan titulares en Estados Unidos, la Junta Médica de California, que otorga licencias médicas, está desarrollando un nuevo programa para tratar y dar seguimiento a los médicos con problemas de alcohol y drogas. Pero hay una división, sobre si los nombres de los que se unen al nuevo programa sin que se lo ordene la junta deben divulgarse.
Los defensores de los pacientes señalan que la misión principal de la junta médica es "proteger a quienes reciben asistencia y evitar daños", lo que, según ellos, es más importante que la privacidad de los médicos.
Los nombres de aquellos a los que la junta exige someterse a tratamiento y seguimiento por una orden disciplinaria ya se hacen públicos. Pero expertos en adicción dicen que si el estado quiere que los médicos con problemas se presenten sin una orden de la junta, la confidencialidad es crucial.
Hacerlo público sería "un poderoso elemento disuasorio para que cualquiera busque ayuda" e impediría la intervención precoz, que es clave para evitar un impacto laboral potencialmente perjudical para los pacientes, según el Dr. Scott Hambleton, presidente de la Federación de Programas Estatales de Salud Médica. Sus miembros principales ayudan a organizar la atención y el seguimiento de los médicos con adicciones y condiciones de salud mental como alternativa a las medidas disciplinarias.
Pero defensores de los pacientes sostienen que estos tienen derecho a saber si su médico sufre una adicción. "Se supone que los médicos deben hablar con sus pacientes de todos los riesgos y beneficios de cualquier tratamiento o procedimiento, pero ¿se espera que el riesgo de un médico adicto permanezca en secreto?", dijo a la junta médica Marian Hollingsworth, defensora voluntaria de la Red de Acción para la Seguridad del Paciente, en una audiencia el 14 de noviembre sobre el nuevo programa.
Los médicos son tan vulnerables a la adicción como cualquier otra persona. Quienes trabajan en su rehabilitación dicen que la tasa de estos trastornos es al menos tan alta como la del público en general, lo que la Administración Federal de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias (SAMHSA) situó en 17,3% en un informe del 13 de noviembre.
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