Si un niño se queda huérfano o es testigo de un feminicidio, su pediatra puede y debe coordinarse con las agencias e instituciones correspondientes para ayudar a garantizar el acceso inmediato a los servicios de salud mental, la colocación adecuada y los apoyos económicos y legales.
Escrito por la Asociación Europea de Pediatría y la Unión de Sociedades y Asociaciones Nacionales Europeas de Pediatría (EPA/UNEPSA) por autores radicados en su mayoría en Italia, el artículo se ha publicado en la revista Journal of Pediatrics.
El feminicidio es un problema mundial generalizado, y solo en 2022 fueron asesinadas 89.000 mujeres, más de la mitad por sus parejas o familiares. Es probable que esta cifra sea una gran subestimación.
Las estructuras institucionales, como los sistemas judiciales, pasan por alto a los familiares directos de estas víctimas, incluidos los niños que quedan huérfanos cuando uno de los progenitores mata a otro.
Los pediatras pueden ayudar a estos niños y a su transición a la edad adulta.
Comentario del Grupo de Trabajo EPA/UNEPSA sobre Pediatría Social.
En Europa, unos 2.300 niños quedan huérfanos por feminicidio cada año, pero en muy pocos estudios se ha analizado esta población.
Estos niños no solo se enfrentan a pérdidas personales y daños psicológicos, sino también a problemas materiales, emocionales, sociales y legales a largo plazo.
Los cuidadores, especialmente los familiares, suelen presionarles para que "olviden" el incidente.
Los retos legales comprenden la necesidad de garantizar que tengan acceso a ayudas económicas y a su herencia, y que puedan cambiar de apellido si lo desean.
Italia tiene la legislación más completa de Europa.
Los efectos adversos físicos y psicológicos consisten en enuresis, encopresis, problemas de sueño, estrés postraumático, ansiedad, agresividad, problemas de apego y fluctuaciones del peso corporal.
Para evitar graves dificultades de adaptación, estos niños deben recibir atención de salud mental inmediata.
La colocación temprana debe ser en casa de una persona que le sea conocida. La planificación de la colocación a largo plazo debe comenzar inmediatamente.
Los pediatras familiarizados con el niño y la familia pueden ayudar a agilizar estas medidas. La coordinación con otras instituciones es esencial para evitar intervenciones fragmentadas.
