Investigadores en el Reino Unido han identificado una causa genética fundamental detrás de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII). En un estudio reciente, el equipo descubrió un defecto genético específico que parece ser clave en la activación de células inmunes que atacan el intestino en personas con EII. Este defecto se encontró en casi todos los casos analizados. Los hallazgos podrían abrir la puerta a nuevas aplicaciones para tratamientos existentes y nuevos, según los autores del estudio.
La EII es una afección digestiva compleja y debilitante, que incluye la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Ambas condiciones se caracterizan por inflamación dañina en el tracto digestivo, con síntomas que incluyen dolor abdominal, fatiga, diarrea, sangrado rectal y pérdida de peso, que pueden aparecer y desaparecer en episodios.
La causa subyacente de la EII es una disfunción del sistema inmunológico que daña crónicamente el intestino. Aunque la causa exacta varía de persona a persona, se cree que la genética juega un papel importante, dado que la EII puede presentarse en familias.
El estudio fue llevado a cabo por científicos del Instituto Francis Crick, University College London e Imperial College London. Analizaron una región específica del código genético previamente asociada con la EII y trastornos autoinmunes. Esta región es conocida como un "desierto genético", una área del genoma que no codifica proteínas pero que puede influir en otros genes funcionales.
Dentro de este desierto, identificaron una sección de ADN crucial para los macrófagos, células inmunes que normalmente protegen contra gérmenes pero que también pueden causar inflamación en la EII. Este fragmento de ADN, conocido como potenciador, parece regular un gen llamado ETS2, importante para la inflamación asociada con la EII.
Los experimentos de edición genética revelaron que ETS2 es fundamental para la capacidad de los macrófagos de inducir inflamación. Ajustar la actividad de ETS2 en el laboratorio hizo que los macrófagos se comportaran de manera similar a los observados en pacientes con EII. Además, el 95% de los pacientes de la muestra tenían al menos una copia de una variante específica de potenciador que parece aumentar la actividad de ETS2. Los resultados fueron publicados en la revista Nature.
"Este descubrimiento es un avance significativo en la comprensión de la EII y otras enfermedades inflamatorias", comentó James Lee, autor principal del estudio y líder del Laboratorio de Mecanismos Genéticos de Enfermedades en el Crick.
Aunque se necesitan más investigaciones para confirmar la importancia de esta variante y del gen ETS2 en la EII, el trabajo podría representar un paso crucial hacia nuevos tratamientos. Actualmente, no existen medicamentos diseñados específicamente para atacar ETS2, pero se ha encontrado que una clase existente de fármacos autoinmunes, los inhibidores de MEK, podría ser efectiva. El equipo planea desarrollar una forma de administrar estos medicamentos directamente a los macrófagos para reducir sus efectos secundarios. Si los ensayos clínicos con pacientes reales son exitosos, podrían iniciarse en los próximos cinco años.
"Esta investigación es un emocionante paso hacia la posibilidad de erradicar la enfermedad de Crohn y la colitis en el futuro", afirmó Ruth Wakeman, directora de servicios, defensa y evidencia en Crohn’s & Colitis UK, que ayudó a financiar el estudio.