El Alzheimer está muy presente en nuestras vidas: las estadísticas indican que una de cada dos personas se ve afectada directa o indirectamente por esta enfermedad, que muchos consideran una de las grandes epidemias del siglo XXI. Cada día se diagnostican nuevos casos de esta demencia devastadora, para la cual aún no existe una cura definitiva.
La búsqueda de tratamientos que puedan revertir sus efectos y una mejor comprensión de la enfermedad continúa sin cesar. Los medicamentos que ayudan a aliviar la enfermedad y a ralentizar el deterioro cognitivo, que afecta la memoria y el pensamiento, son muy valorados, tanto los aprobados como los que están en fases experimentales.
Mientras la medicina avanza, es crucial que la investigación profundice en el entendimiento de la enfermedad. Los estudios han revelado que la genética juega un papel importante, que la enfermedad es más frecuente en mujeres y que ciertos factores ambientales pueden contribuir a su aparición. Además, es posible identificar señales tempranas de la enfermedad, como los primeros síntomas que suelen ser olvidos.
Frecuentemente, se asume que los despistes son una señal clara de problemas, aunque el estrés o el cansancio pueden ser factores contribuyentes. La pérdida de memoria, sin embargo, es un indicio claro a tener en cuenta. La Asociación del Alzheimer, que ofrece apoyo a afectados y familiares a nivel mundial, señala que el olvido de eventos recientes, conversaciones o información recién aprendida es un primer síntoma significativo.
La Fundación Pasqual Maragall ilustra que olvidar qué se ha comido o qué actividades se realizaron durante el día puede ser un primer signo. Con el tiempo, los olvidos pueden intensificarse, incluyendo fechas importantes, el día de la semana o el año en curso.
Además, la repetición de información, la necesidad de usar notas o dispositivos para recordar, o la solicitud de ayuda para tareas antes realizadas de manera independiente, son señales comunes en esta etapa inicial.
Una vez diagnosticada, la enfermedad puede durar entre 7 y 15 años, aumentando la afectación y dependencia del enfermo con el tiempo. Detectar el Alzheimer a tiempo es crucial, ya que permite a la persona afectada planificar el futuro y tomar decisiones antes de que el avance de la enfermedad lo impida.