La creatina, una sustancia química que se encuentra de forma natural en el cuerpo y en alimentos como carnes rojas y mariscos, se usa comúnmente para mejorar el rendimiento físico y aumentar la masa muscular. Alrededor del 95% de la creatina del cuerpo se almacena en los músculos esqueléticos y es crucial para la producción de energía muscular.
Este compuesto es un ingrediente popular en los suplementos deportivos, especialmente en Estados Unidos, donde se valora particularmente entre quienes tienen niveles bajos de creatina, ya que estos suelen experimentar mayores beneficios.
La efectividad de la creatina ha sido ampliamente estudiada en diversos contextos atléticos y médicos. Se ha comprobado que mejora de manera moderada el rendimiento en actividades como el remo, el salto y el fútbol, aunque su impacto en deportes de velocidad, ciclismo, natación y tenis aún no está claro.
Asimismo, la creatina ha mostrado ser beneficiosa para aumentar la fuerza muscular tanto en jóvenes como en adultos mayores, y se ha encontrado especialmente útil para prevenir la pérdida de masa muscular relacionada con la edad cuando se combina con ejercicio.
En cuanto a su uso en condiciones médicas, se ha demostrado que la creatina no es efectiva en enfermedades como la de Lou Gehrig, la de Huntington y la osteopenia. También se investiga para tratar trastornos relacionados con el metabolismo o transporte de creatina, ya que podría aumentar los niveles de creatina en el cerebro en algunos trastornos genéticos, aunque no mejora los niveles en niños con trastornos de transporte de creatina.
En términos de seguridad, la creatina se considera segura para la mayoría de las personas cuando se toma por vía oral en dosis adecuadas. Las dosis de hasta 25 gramos diarios se han utilizado de manera segura por períodos cortos, mientras que dosis menores de entre 4-5 gramos diarios pueden tomarse sin problemas durante hasta 18 meses. A largo plazo, dosis de hasta 10 gramos diarios han demostrado ser seguras durante cinco años. Los efectos secundarios más comunes incluyen deshidratación, malestar estomacal y calambres musculares.
Sin embargo, no se dispone de suficiente información sobre la seguridad de la aplicación tópica de creatina.
Existen precauciones especiales para su uso durante el embarazo y la lactancia, en niños, así como en personas con trastorno bipolar, enfermedad renal o enfermedad de Parkinson, especialmente cuando se combina con cafeína.