La resonancia magnética evita el sobrediagnóstico del cáncer de próstata

Las tasas de cáncer de próstata en Europa han aumentado significativamente desde 1980, lo que, según un estudio reciente publicado en *The BMJ*, indica un posible sobrediagnóstico.

Este aumento en los diagnósticos se atribuye al uso generalizado de pruebas de PSA (antígeno prostático específico), pero las tasas de mortalidad no han mostrado una mejora similar, lo que sugiere que se están detectando tumores que probablemente no causarán síntomas ni muerte en la vida del paciente.

Una nueva investigación publicada en *The New England Journal of Medicine* propone que este sobrediagnóstico podría mitigarse al añadir una prueba de resonancia magnética para aquellos con niveles elevados de PSA, omitiendo la biopsia si las imágenes no muestran lesiones sospechosas. Los resultados de este ensayo clínico, realizado en hombres de entre 50 y 60 años, indican que este enfoque evita más de la mitad de los diagnósticos de cáncer clínicamente irrelevante, al tiempo que el riesgo de no identificar casos que podrían volverse incurables apenas aumenta. Los autores sugieren revisar las recomendaciones sobre los cribados de cáncer de próstata a partir de estos hallazgos.

El uso de resonancia magnética en los programas de cribado ha sido objeto de debate durante años. Álvaro Páez Borda, jefe de Servicio de Urología del Hospital Universitario de Fuenlabrada, señala que varios países, incluido España, están evaluando la viabilidad de programas de cribado que incorporen resonancia magnética, en línea con el Plan Contra el Cáncer de la Unión Europea.

La Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM) resalta que la resonancia magnética es esencial para la detección temprana del cáncer de próstata, permitiendo identificar tumores significativos. El diagnóstico definitivo se realiza mediante biopsia, que debe ser guiada por la imagen obtenida en la resonancia.

Páez Borda destaca que, aunque el estudio está bien diseñado, se desarrolla en un contexto ideal para cribados, con una población muy comprometida con su salud y un registro del cáncer muy confiable. Sin embargo, la tasa de participación fue del 50%, lo que es modesto en comparación con otros programas escandinavos. Por ejemplo, el programa de cribado del Hospital Universitario de Getafe logró solo un 20% de participación.