Investigaciones recientes han revelado que, además de las cualidades estructurales tradicionales del corazón, como su tamaño y el volumen de las cámaras, la forma del corazón también podría ser un factor clave en la salud cardiovascular.
Científicos de la Universidad Queen Mary de Londres han descubierto que los genes que influyen en la forma del corazón podrían tener un papel importante en el riesgo de enfermedades cardiacas. "Este estudio ofrece nueva información sobre cómo pensamos sobre el riesgo de enfermedades cardíacas", afirmó Patricia Munroe, autora principal del estudio.
Los investigadores, basándose en datos del Biobanco del Reino Unido, crearon modelos 3D de los ventrículos cardíacos de aproximadamente 40.000 personas y lograron correlacionar 45 áreas del genoma humano con la forma del ventrículo, 14 de las cuales eran desconocidas en términos de su influencia en el corazón.
Además, el equipo identificó 11 "dimensiones de forma" que abarcan variaciones en la forma del corazón, lo que abre la puerta a un nuevo enfoque para predecir el riesgo cardiovascular a lo largo de la vida de una persona, basándose no solo en el tamaño y volumen, sino también en la forma genética del corazón.
Este estudio proporciona una base para utilizar el análisis de la forma del corazón como una herramienta adicional para predecir enfermedades cardiovasculares, junto con otros factores clínicos establecidos.