La gripe aviar, causada por el virus de la influenza A (subtipo H5N1), es una enfermedad que principalmente afecta a las aves, pero en casos raros también puede transmitirse a los seres humanos, generalmente a través del contacto directo con aves infectadas o sus productos.
En un reciente pronunciamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la directora del área de Preparación para Epidemias y Pandemias, Maria Van Kerkhove, subrayó que casi todas las personas que se contagiaron con la gripe aviar fueron expuestas a animales contaminados, lo que refuerza la importancia de mejorar la vigilancia en el sector animal, especialmente en aves de corral y otras especies susceptibles, como cisnes y ganado.
A pesar de que la transmisión del virus de humano a humano es prácticamente inexistente en la actualidad, la OMS mantiene una vigilancia constante sobre los brotes de gripe aviar debido al riesgo de que puedan surgir mutaciones en el virus que faciliten la transmisión entre humanos, lo cual podría desencadenar una pandemia. Aunque el riesgo para la población general es considerado bajo, las personas expuestas por motivos laborales, como los trabajadores en granjas o mercados de aves, tienen un riesgo moderado, dependiendo de las medidas de protección que utilicen.
Además, la OMS recomienda medidas de prevención, como el uso de equipos de protección adecuados para quienes trabajan con animales potencialmente infectados y el consumo de productos como leche pasteurizada para evitar la posible transmisión a través de productos contaminados.
Aunque los brotes de gripe aviar han aumentado en los últimos años, las infecciones humanas siguen siendo relativamente raras, con alrededor de 900 casos reportados desde 2003. Sin embargo, las autoridades sanitarias están en alerta debido al potencial de mutaciones en el virus que podrían aumentar su capacidad para infectar a otras especies, incluidos los seres humanos.