Una mujer pasó tres años con el estómago paralizado, y tras recibir un diagnóstico erróneo de anorexia, los médicos le dijeron que podía morir.
Luned Davies, de 23 años y originaria de Banwen, en el sur de Gales, sufre de gastroparesia, una condición que afecta los nervios del estómago y le impide digerir adecuadamente los alimentos. Esta enfermedad la dejó con un peso de solo 31,7 kilos.
A pesar de que Davies estaba segura de que no padecía un trastorno alimenticio, sus quejas iniciales en 2020 no fueron tomadas en serio. Fue derivada a un especialista en trastornos alimenticios, aunque ella insistía en que su problema era diferente.
Davies recuerda que, a pesar de sus preocupaciones y la pérdida de peso significativa, nadie parecía prestar atención adecuada a sus síntomas. A pesar de los exámenes de sangre y las pruebas realizadas en un hospital privado, su diagnóstico no cambió hasta agosto de 2022, cuando su estado empeoró tanto que le dijeron que podría morir.
“Pesaba 31 kilos, mis huesos estaban visibles. Me veía horrible. No podía caminar ni cuidar de mí misma. Mi madre tenía que ayudarme a bañarme y levantarme”, relata. “La gente pensaba que quería estar así, pero no sabían que comía y seguía enfermándome. Me dijeron que no podría sobrevivir a esto”.