En un estudio llevado a cabo por el doctor Mark Weiser y su equipo del Centro Médico Sheba en Tel Hashomer, se encontró una sorprendente relación entre el hábito de fumar y el cociente intelectual de los individuos.
Los resultados, obtenidos a partir de la evaluación de 20.000 reclutas del ejército israelí, sugieren que los fumadores pueden tener un coeficiente intelectual significativamente menor que los no fumadores.
Según el estudio, aquellos jóvenes que consumían un paquete de cigarrillos o más al día presentaban un cociente intelectual promedio 7,5 puntos más bajo que sus contrapartes no fumadoras. Este vínculo se mantuvo incluso después de considerar factores socioeconómicos, como la educación formal del padre del recluta.
Los investigadores, conscientes de la necesidad de abordar posibles variables, observaron que el 28% de los participantes eran fumadores habituales, el 3% eran ex fumadores y el 68% nunca habían fumado.
Sorprendentemente, aquellos que nunca habían fumado mostraron un cociente intelectual medio de 101, mientras que los hombres que comenzaron a fumar antes de unirse al ejército tenían una puntuación de 94.
El estudio también reveló una tendencia clara: a medida que aumentaba el número de cigarrillos consumidos, disminuía el cociente intelectual. Los fumadores que consumían más de un paquete diario tenían una puntuación promedio de 90.
Para validar aún más sus hallazgos, los investigadores examinaron a 70 parejas de hermanos, donde uno fumaba y el otro no. En todos los casos, el no fumador mostró una puntuación de cociente intelectual más alta.
El estudio concluye que la relación observada implica que las personas con un menor cociente intelectual son más propensas a fumar, en lugar de sugerir que el hábito de fumar en sí mismo afecta la inteligencia. Estos resultados despiertan nuevas preguntas sobre la interacción entre el tabaco y la cognición, abriendo la puerta a futuras investigaciones sobre este intrigante fenómeno.
