Un estudio reciente sugiere que los niños que pasan más de seis horas al día en actividades sedentarias tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades graves relacionadas con el hígado graso y cirrosis hepática en la adultez.
El estudio revela que por cada media hora adicional de conducta sedentaria diaria por encima de las seis horas, los niños tienen un 15% más de probabilidad de padecer enfermedad del hígado graso a los 25 años.
Sin embargo, también se descubrió un efecto beneficioso asociado con la actividad física ligera. La probabilidad de desarrollar una enfermedad grave del hígado graso se redujo en un 33% por cada media hora adicional de actividad ligera realizada más allá de las tres horas diarias recomendadas.
"El mejor antídoto contra los efectos dañinos del sedentarismo infantil no es la conocida recomendación de 60 minutos diarios de actividad física moderada a vigorosa", explicó el Dr. Andrew Agbaje, profesor asociado de epidemiología y salud infantil en la Universidad de Finlandia Oriental. "En cambio, es la actividad física ligera de 3 a 4 horas al día que suele pasarse por alto".
Actividades de intensidad ligera incluyen juegos al aire libre, actividades en el patio de recreo, paseos con el perro, mandados para los padres, caminar y andar en bicicleta, según el estudio.
Los investigadores analizaron datos de casi 2,700 niños británicos que usaron un dispositivo de muñeca para monitorizar su actividad diaria entre los 11 y 24 años. A los 17 y 24 años, los participantes se sometieron a ecografías hepáticas para evaluar el hígado graso y la presencia de cicatrices hepáticas.
La acumulación de grasa en el hígado puede provocar cicatrices hepáticas, lo que podría llevar a condiciones graves como insuficiencia hepática y cáncer de hígado, según la Clínica Cleveland.
A los 24 años, alrededor del 20% de los participantes presentaban enfermedad del hígado graso, un hallazgo inesperado ya que normalmente se esperaría que la prevalencia de esta enfermedad alcanzara el 20% a mediados de los 40 años.
De los jóvenes de 24 años con enfermedad del hígado graso, la mitad tenía una forma grave de la enfermedad. Además, uno de cada 40 ya mostraba signos de cicatrización hepática, y tres de cada 1,000 podrían ser diagnosticados con cirrosis, según los resultados del estudio.
"Es crucial que el público sea consciente de los riesgos del sedentarismo en la salud de los niños, adolescentes y adultos jóvenes", advirtió Agbaje. "La enfermedad avanzada del hígado graso y la cirrosis hepática pueden aumentar el riesgo de cáncer de hígado en el futuro o requerir un trasplante de hígado".
El estudio se publicó en la revista Gut and Liver y se presentó en la reunión anual de la Sociedad Endocrina en Boston.
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