El norovirus resurge con fuerza en invierno; qué es y cómo protegerte

El norovirus ha experimentado un repunte significativo en Estados Unidos este invierno. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), se registraron 91 brotes en la semana del 5 de diciembre, un aumento alarmante respecto a los 69 brotes de la semana anterior, lo que supera el promedio habitual de esta temporada.

Características del norovirus

El norovirus es uno de los virus más contagiosos, ya que solo se requieren 10 partículas virales para infectar a una persona. Se transmite principalmente por:

Contacto directo con una persona infectada.
Consumo de alimentos o agua contaminados.
Contacto con superficies infectadas.

Los lugares cerrados, como cruceros, escuelas, cárceles y residencias de ancianos, son especialmente vulnerables a los brotes.

Síntomas y riesgos

El norovirus causa síntomas repentinos como:

Vómitos y diarrea.
Náuseas, dolor estomacal, fiebre y dolores corporales.

Aunque la mayoría de las personas se recuperan en 1 a 3 días, el virus puede ser especialmente peligroso para niños pequeños, adultos mayores y personas con sistemas inmunológicos debilitados. En estos grupos, el riesgo de deshidratación es mayor, con síntomas como:

Boca seca.
Mareos.
Irritabilidad en niños.
Disminución en la producción de orina.

Anualmente, el norovirus provoca 900 muertes y más de 100,000 hospitalizaciones en Estados Unidos, con un pico durante los meses de noviembre a abril.

Prevención y tratamiento

Aunque no existe una cura específica para el norovirus, la hidratación adecuada es fundamental. Se recomienda beber agua, sopas o soluciones de rehidratación, evitando bebidas como café, té y alcohol, que pueden empeorar la deshidratación. Si se presentan signos graves de deshidratación, es esencial buscar atención médica de inmediato.

Para prevenir el contagio, se debe:

Lavar las manos con frecuencia y de manera adecuada, frotando durante al menos 20 segundos con agua tibia y jabón, especialmente antes de comer y después de usar el baño.
Desinfectar superficies con productos que contengan cloro.
Evitar compartir utensilios o alimentos con personas infectadas.

Estas medidas son claves para reducir la propagación del virus y proteger a las personas más vulnerables.