El caso del hombre que pasó 17 años enfermo por una infección parasitaria
AGENCIAS / EL TIEMPODiecisiete años con el pene, el escroto y la pierna izquierda inflamadas. Es el tiempo que pasó un hombre con esta condición tan incómoda sin pedir ayuda médica. El paciente, de 72 años y sin ningún otro antecedente de salud, acudió a una clínica de dermatología buscando un diagnóstico. La llamativa historia ha sido publicada en la revista médica 'New England Journal of Medicine' por galenos del Hospital Universitario de Basilea en Suiza.
Las pruebas de laboratorio realizadas al hombre mostraron un recuento de eosinófilos (células del sistema inmunitario especialmente importantes en la defensa del organismo ante infecciones por gusanos parásitos) de 500 por milímetro cúbico, casi el doble del máximo que se considera normal (0 a 300).
La resonancia magnética de la pelvis reveló una inflamación de los tejidos escrotales en ambos lados; pero no había hidrocele (saco lleno de líquido ubicado en el escroto). Fue la prueba de anticuerpos para Wuchereria bancrofti, un tipo de gusanos filifornes, la que dio positivo.
Los médicos le diagnosticaron filariasis linfática crónica, más conocida como elefantiasis, una enfermedad tropical desatendida. Se trata de una infección parasitaria transmitida por mosquitos en la que los diminutos gusanos invaden el sistema linfático. Los gusanos adultos se alojan en los vasos linfáticos y alteran el funcionamiento normal del sistema linfático.
Los gusanos pueden vivir una media de seis a ocho años y a lo largo de su vida producen millones de pequeñas larvas (microfilarias) que circulan por la sangre. Los mosquitos se infectan con microfilarias al ingerir sangre cuando pican a un portador infectado. Las microfilarias maduran en el mosquito y se convierten en larvas infecciosas. Cuando los mosquitos infectados pican a las personas, las larvas maduras del parásito se depositan en la piel, desde donde pueden penetrar en el organismo. Las larvas pasan luego a los vasos linfáticos, donde se desarrollan y se vuelven gusanos adultos, que continúan entonces el ciclo de transmisión.
La filariasis linfática puede ser asintomática, aguda y crónica. La mayoría son asintomáticas y no presentan signos externos, aunque contribuyen a la transmisión del parásito, y causan daños en el sistema linfático, los riñones y alteran el sistema inmunitario.
Cuando la filariasis linfática se vuelve crónica produce linfedema (tumefacción de los tejidos) o elefantiasis (engrosamiento de la piel y otros tejidos) de los miembros e hidrocele (tumefacción escrotal)
En este caso, el paciente fue tratado con un fármaco antibiótico y dos antiparasitarios. En el seguimiento, dos meses después de finalizar el tratamiento, los síntomas habían desaparecido.
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