Recientemente, se ha comenzado a cuestionar la necesidad de alcanzar los 10,000 pasos diarios para mantenerse en forma. Investigaciones anteriores ya sugerían que caminar 4,400 pasos podría ser suficiente, pero un nuevo estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B propone que incluir 'micro caminatas' en la rutina diaria podría resultar en un mayor gasto calórico que caminar a un ritmo lento.
Científicos de la Universidad de Milán han encontrado que caminar o subir escaleras en intervalos de 10 a 30 segundos requería entre un 20% y un 60% más de oxígeno—un indicador del consumo de energía—en comparación con recorrer la misma distancia de manera continua. Esto se debe a que el cuerpo se vuelve más eficiente en el uso del oxígeno después de varios minutos de actividad.
Francesco Luciano, investigador principal del estudio, explica que «cuando caminamos distancias más cortas, utilizamos más energía y consumimos más oxígeno para cubrir la misma distancia. Es como un coche que consume más combustible durante los primeros kilómetros que después».
El equipo de investigación se propuso este estudio al notar que muchas estimaciones sobre la energía necesaria para caminar se basaban en datos de personas en un estado metabólico estable—es decir, cuando la frecuencia cardíaca se mantiene constante y hay un equilibrio entre el consumo y la producción de energía, similar a un automóvil que circula a velocidad de crucero.
Los científicos reclutaron a 10 voluntarios sanos y los monitorizaron mientras realizaban ejercicios en una máquina de escaleras y en una cinta de correr, variando las velocidades y las duraciones de las sesiones entre 10 segundos y cuatro minutos.
Durante estas sesiones, registraron la cantidad de oxígeno consumido por cada participante y calcularon las necesidades metabólicas para cada tipo de caminata. Descubrieron que se requería más energía al inicio de cada caminata, dado que el cuerpo necesitaba calentarse, en comparación con los momentos posteriores, cuando ya estaba en movimiento y funcionando de manera más eficiente.
Luciano señala que «al comenzar a caminar, incurrimos en ciertos costos fijos. Por analogía, un automóvil necesita combustible para arrancar. Observamos que al comenzar a caminar desde el reposo, se utiliza una cantidad significativa de oxígeno solo para iniciar el movimiento, lo que representa un costo que se mantiene sin importar si caminamos durante 10 o 30 segundos. Esto resulta más notable en distancias cortas que en largas».
Los datos obtenidos de los ejercicios también mostraron que en las etapas iniciales de una caminata, las personas son menos eficientes en la conversión de oxígeno y energía en movimiento efectivo, pero esta eficiencia mejora a medida que se establecen en su ritmo.
Este estudio refuerza la idea de que los paseos breves y subir escaleras son beneficiosos para la salud, especialmente para aquellos con un estilo de vida sedentario. Además, podría explicar los avances en la condición física observados con los 'snacks de ejercicio', que son breves momentos de actividad física que suelen durar menos de dos minutos.
«Los investigadores a menudo miden las demandas de energía durante caminatas que duran varios minutos. Sin embargo, algunas personas no pueden mantenerse activas tanto tiempo. Esto es relevante para personas mayores o con problemas de movilidad. Si queremos diseñar programas que fomenten la actividad física, debemos reconsiderar cómo estimamos sus necesidades energéticas y adaptarnos. Comprender las demandas energéticas de caminatas cortas podría ayudarnos a promover la actividad física de manera más inclusiva», concluye Luciano.