Hoy en día, los aditivos alimentarios están presentes en casi todos los productos que consumimos. Mejoran la textura, el sabor y la conservación de los alimentos. Sin embargo, no todos son inocuos. Algunos de estos compuestos, aprobados para su uso en la industria alimentaria, están asociados con serios riesgos para la salud. A continuación, te presentamos los más controvertidos y los problemas que podrían causar.
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Nitritos: E-249 y E-250
Estos aditivos, usados en embutidos y carnes procesadas, ayudan a prevenir el crecimiento bacteriano y a mantener el color de los alimentos. No obstante, al ser cocinados a altas temperaturas, los nitritos pueden transformarse en nitrosaminas, compuestos vinculados con un mayor riesgo de cáncer de esófago, colorrectal y gástrico. La OMS recomienda limitar su consumo excesivo.
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BHA (E-320): Un antioxidante cuestionado
Presente en productos como polvorones y sopas instantáneas, el BHA evita que las grasas se oxiden. Sin embargo, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) lo clasifica como un posible carcinógeno, además de poder alterar el sistema hormonal y afectar la función metabólica.
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Carragenanos (E-407): Un espesante controvertido
Este espesante derivado de algas rojas, común en lácteos y productos procesados, no es tan inocuo como parece. Algunos estudios sugieren que puede estar relacionado con inflamación intestinal y, en casos extremos, aumentar el riesgo de tumores gastrointestinales.
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Benzoato de sodio (E-211): Conservante en duda
Común en refrescos y alimentos ultraprocesados, este aditivo puede reaccionar con la vitamina C y formar benceno, un compuesto altamente cancerígeno. También se ha asociado con alergias y síntomas de hiperactividad en niños.
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Colorantes artificiales: E-102 y E-110
La tartrazina (E-102) y el amarillo anaranjado (E-110) se usan en dulces y bebidas, pero se han vinculado con problemas de conducta en niños, como la hiperactividad, y reacciones alérgicas. A pesar de que la EFSA aprueba su uso en ciertas cantidades, algunos países han prohibido su uso debido a sus efectos negativos sobre órganos como el hígado y los riñones.
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Glutamato monosódico (E-621): Más que un potenciador del sabor
El MSG es conocido por mejorar el sabor de los alimentos, pero algunos estudios lo han relacionado con dolores de cabeza, náuseas y el denominado "síndrome del restaurante chino". Además, podría alterar la sensación de saciedad, lo que fomenta el sobreconsumo y el aumento de peso.
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Dióxido de azufre (E-220): Un peligro para los alérgicos
Este compuesto, presente en frutas deshidratadas y productos vinícolas, puede causar problemas respiratorios en personas sensibles, especialmente en aquellos con asma. Aunque está regulado, su consumo excesivo puede generar complicaciones.
La seguridad alimentaria es un tema en constante evolución. Mantente informado, escucha a tu cuerpo y toma decisiones conscientes sobre lo que consumes. Al final del día, tú tienes el control sobre lo que pones en tu plato.