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Prohibir la venta de alimentos ultraprocesados y con bajo valor nutricional en las escuelas: Se busca que niños y adolescentes puedan tomar decisiones saludables al ofrecer opciones sanas, lo que implica la prohibición de alimentos con sellos.
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Fomentar el consumo de agua natural en las escuelas: Se incentivará la instalación de bebederos de agua mediante el programa La Escuela es Nuestra, con el objetivo de que la mayoría de las escuelas cuenten con ellos para el año 2030.
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Capacitar a las autoridades y personal encargado de las cooperativas escolares: Se priorizará el consumo de alimentos locales y de temporada, haciendo hincapié en verduras, frutas, semillas, y alimentos y bebidas naturales de la región.
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Implementar una estrategia de comunicación dirigida a públicos específicos: Se distribuirán materiales educativos sobre alimentación saludable a estudiantes, padres de familia, docentes y personal educativo, incluyendo recetarios saludables y guías de orientación sobre una buena alimentación.
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Fortalecer el eje de vida saludable en la nueva escuela mexicana: Se difundirán contenidos que promuevan estilos de vida saludables y el respeto por el propio cuerpo y el de los demás, involucrando a estudiantes, familias y comunidades.
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Desarrollar cursos y diplomados para docentes: Se fomentará la cooperación entre la Secretaría de Educación, la Secretaría de Salud, el IMSS y el ISSSTE para abordar la alimentación escolar desde un enfoque integral que incluya la salud, la educación, la economía y un ambiente sano.
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Impulsar la actividad y práctica deportiva: Se organizarán eventos que promuevan la actividad física y la convivencia armoniosa.
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Establecer un sistema de seguimiento y evaluación de las acciones de Vida Saludable: Se realizará un monitoreo continuo de las escuelas saludables.
La obesidad infantil es un problema significativo en México, afectando a 5.7 millones de estudiantes de entre cinco y 11 años, así como a 10.4 millones de jóvenes de entre 12 y 19 años.