El sexismo estructural tiene efectos perjudiciales profundos en la vida de las mujeres, no solo en aspectos sociales y económicos, sino también en su salud cerebral, según un reciente estudio publicado en la revista Alzheimer's & Dementia.
El estudio revela que las mujeres nacidas en los estados más sexistas de Estados Unidos experimentan un deterioro de la memoria más rápido que aquellas nacidas en estados con mayor igualdad de derechos. En particular, las mujeres nacidas en Mississippi alrededor de 1910, el estado con el sexismo estructural más alto, mostraron un declive en la memoria comparable al de las mujeres 9 años mayores.
La investigadora principal, Justina Ávila-Rieger de la Universidad de Columbia, señala que estos hallazgos sugieren que abordar las desigualdades sociales podría ser una estrategia efectiva para reducir el impacto del Alzheimer, especialmente entre las mujeres, que constituyen dos tercios de las personas afectadas por esta enfermedad en EE. UU.
El estudio, que incluyó datos de casi 21,000 mujeres que participaron en estudios de salud a largo plazo, encontró que el sexismo estructural contribuye a un deterioro cognitivo acelerado, y que este impacto es más fuerte entre las mujeres negras, quienes enfrentan una opresión interseccional debido al racismo y al sexismo.
Aunque no se sabe exactamente cómo el sexismo contribuye al deterioro de la memoria, los investigadores sugieren que las desigualdades estructurales crean barreras a las oportunidades y recursos que son esenciales para la salud. Estas disparidades en las condiciones de salud física y el acceso a recursos afectan directamente la salud cerebral, aumentando el riesgo de deterioro cognitivo y demencia.
El estudio también apunta a la importancia de abordar el sexismo estructural en las primeras etapas de la vida de las mujeres, ya que la exposición temprana a estas desigualdades podría tener consecuencias acumulativas a lo largo del tiempo. Los próximos estudios se centrarán en identificar qué aspectos específicos del sexismo tienen mayor impacto en la salud cognitiva y cómo las políticas públicas pueden abordar estas desigualdades para mejorar la salud de las mujeres a largo plazo.