Consejos para manejar el estrés antes, durante y después de un huracán

Cuando se aproxima un huracán, la inquietud por los posibles daños materiales, la interrupción de servicios esenciales y el miedo a perder a seres queridos puede provocar una gran ansiedad.

Estos fenómenos naturales no solo ocasionan destrucción física, sino que también impactan profundamente la salud mental de quienes los sufren.

Por lo tanto, es fundamental aprender a manejar el estrés que surge antes, durante y después de un huracán, tanto para mantener la estabilidad emocional como para tomar decisiones con claridad. A continuación, se presentan algunos consejos que te ayudarán a enfrentar este reto con mayor serenidad.

Antes del huracán: preparación y prevención

La preparación es clave para reducir el estrés. Tener un plan claro y organizado te proporciona una sensación de control en medio del caos. Aquí hay algunos pasos esenciales:

• Infórmate adecuadamente: Sigue las actualizaciones del Centro Nacional de Huracanes o de los medios locales. Estar al tanto de la trayectoria y la intensidad de la tormenta te ayuda a evitar sorpresas y a tomar decisiones informadas.

• Prepara un kit de emergencia: Reúne alimentos no perecederos, agua, medicinas, linternas y un botiquín de primeros auxilios. Tener lo necesario a mano disminuye la incertidumbre y proporciona seguridad.

• Conéctate con tus seres queridos: Mantener una comunicación constante con familiares y amigos refuerza el sentido de apoyo mutuo. Compartir tus temores y planes de evacuación ayuda a aliviar el estrés y te recuerda que no estás solo en este proceso.

• Crea un espacio seguro en casa: Designa un área de tu hogar donde todos puedan refugiarse en caso de que el huracán sea especialmente intenso. Saber que hay un lugar preparado brinda tranquilidad mental.

• Cuida tu salud física y mental: Practica ejercicios de respiración profunda, mantén una dieta equilibrada y descansa lo suficiente. Una mente y un cuerpo equilibrados son más capaces de enfrentar situaciones estresantes.

Durante el huracán: mantén la calma y evita excesos

Cuando el huracán ya está presente, el estrés puede aumentar considerablemente. Es vital mantener la calma y evitar situaciones peligrosas.

• Quédate en casa: No salgas a menos que sea absolutamente necesario. Los objetos sueltos y las ramas caídas pueden ser peligrosos durante la tormenta.

• Infórmate, pero sin obsesionarte: Mantente al tanto de las noticias y reportes de emergencia, pero evita la sobreexposición a los medios. Escuchar constantemente sobre los peligros puede incrementar la ansiedad innecesariamente.

• Enfócate en lo que puedes controlar: Un huracán es un evento que está fuera de nuestro control. Mantén una perspectiva positiva, centrándote en tu seguridad y en las pequeñas acciones que puedes tomar en el momento.

• Distráete: Aprovecha el tiempo para leer, jugar con la familia o contar historias. Mantener la mente ocupada ayuda a reducir la tensión.

• Permanece en el refugio: Si te has trasladado a casa de un familiar o a un refugio, no intentes volver a casa hasta que las autoridades indiquen que es seguro hacerlo.

Después del huracán: recuperación y autocuidado

Una vez que el huracán ha pasado, es momento de evaluar daños y concentrarse en la recuperación física y emocional.

• Evalúa los daños: Inspecciona tu hogar con cuidado y documenta cualquier daño para facilitar las reclamaciones de seguros. No te apresures; si hay áreas inseguras, espera a que los equipos de rescate las declaren habitables.

• Gestiona tus seguros: Si cuentas con una póliza de seguro, asegúrate de presentar una reclamación detallada. Tener claridad en estos pasos reduce el estrés relacionado con la burocracia post-desastre.

• Autocuidado: Después de un evento traumático como un huracán, es vital tomarse un tiempo para uno mismo. Reanuda gradualmente tus actividades diarias y no te sobrecargues.

• Habla con tus seres queridos: Compartir tu experiencia con amigos y familiares ayuda a procesar lo vivido y a disminuir la carga emocional.

• Busca ayuda profesional si es necesario: Si sientes que el estrés no disminuye con el tiempo, no dudes en buscar apoyo psicológico. El estrés postraumático puede surgir semanas después, y la ayuda profesional es fundamental para enfrentarlo.