Una encuesta reciente revela que las personas son más propensas a conducir somnolientas que a conducir bajo los efectos del alcohol, aunque ambas situaciones aumentan el riesgo de accidentes fatales.
Alrededor de 4 de cada 10 adultos afirmaron que buscarían un transporte alternativo si no hubieran dormido lo suficiente, según la Fundación Nacional del Sueño (NSF). En contraste, casi 7 de cada 10 adultos dijeron que evitarían conducir después de haber consumido alcohol.
Conducir somnoliento es considerado una amenaza significativa para la seguridad vial, similar a conducir ebrio, drogado o distraído. Sin embargo, según Joseph Dzierzewski, vicepresidente de investigación de la NSF, muchos estadounidenses no perciben la conducción somnolienta como tan peligrosa como conducir bajo los efectos del alcohol. Dzierzewski instó al público a comprender que dormir solo tres o cuatro horas antes de conducir tiene efectos similares a beber alcohol, y recomendó tener un plan alternativo, como usar transporte compartido, taxis o pedir ayuda a familiares y amigos.
La Semana de Prevención de la Conducción Somnolienta, que se celebra del 3 al 9 de noviembre, coincide con la realización de la encuesta. Según la Fundación AAA para la Seguridad del Tráfico, la conducción somnolienta es responsable de uno de cada cinco accidentes mortales y de uno de cada diez accidentes que resultan en hospitalización.
Los resultados de la encuesta también destacaron que solo la mitad de los adultos evitarían conducir si no han dormido lo suficiente, en comparación con más del 80% que evitaría conducir después de beber alcohol. Además, más personas han instado a otros a no conducir por estar ebrios que por estar demasiado cansados.
Para prevenir la conducción somnolienta, la NSF recomienda dormir entre siete y nueve horas, viajar con un acompañante en viajes largos, hacer paradas regulares cada 100 millas o dos horas, y estar atento a señales como parpadeo frecuente, bostezos o dificultades para mantener el control del vehículo.