Es fundamental comenzar con el cuidado dental desde los primeros meses de vida, incluso antes de que el bebé tenga dientes. La higiene oral adecuada ayuda a prevenir problemas futuros y establece una buena rutina para el niño. Al principio, la limpieza de las encías se puede hacer con una gasa humedecida, lo que también favorece el vínculo afectivo con el bebé.
Una vez que el bebé tiene sus primeros dientes, es importante cepillarlos dos veces al día con un cepillo adecuado para lactantes y una pasta dental con bajo contenido de flúor (1000 ppm), usando una cantidad muy pequeña. A medida que el niño crece, el tamaño del dentífrico debe aumentar, y los padres deben supervisar el cepillado hasta que el niño tenga la habilidad de hacerlo correctamente, generalmente alrededor de los 7 u 8 años.
Además, las visitas al odontopediatra desde el primer año de vida y periódicamente después de eso (cada seis meses) son recomendadas para asegurarse de que los dientes del niño se desarrollen correctamente.