Reducir el consumo de carne de res, como hamburguesas y filetes, podría tener beneficios significativos tanto para el medio ambiente como para la salud humana, al combatir el cambio climático, según un estudio reciente.
Una reducción modesta en la producción de carne de vacuno en los países ricos podría eliminar hasta 125,000 millones de toneladas de dióxido de carbono de la atmósfera, una cantidad superior a las emisiones globales de combustibles fósiles de los últimos tres años, según los investigadores. Este recorte podría lograrse reduciendo en un 13% la producción de carne de res, lo que disminuiría la necesidad de tierras para pastoreo, permitiendo que los bosques se regeneren en los terrenos utilizados anteriormente para ganado.
Estos nuevos bosques actuarían como una esponja natural, absorbiendo el dióxido de carbono emitido por fuentes como los automóviles y las plantas eléctricas. "Podemos lograr enormes beneficios climáticos con cambios modestos en la producción de carne de res", indicó Matthew Hayek, profesor de la Universidad de Nueva York.
El estudio también sugiere que, aunque la regeneración forestal podría ocurrir de manera natural, en algunas áreas más degradadas la plantación de árboles nativos podría acelerar este proceso, con beneficios que durarían varias décadas. Los países más ricos, que suelen tener grandes pastizales en terrenos que fueron bosques, serían los más adecuados para llevar a cabo estos recortes.
Los investigadores también advierten que no existe una solución única para todos los lugares, ya que las zonas en África y América del Sur, por ejemplo, tienen pastizales que crecen durante todo el año, lo que facilita la producción de más alimento para el ganado. A pesar de esto, los recortes en la producción de carne de res, especialmente en áreas específicas, podrían generar beneficios tanto para el clima como para la seguridad alimentaria.
Un enfoque más radical, como reubicar todo el ganado en áreas donde los bosques pueden crecer, podría capturar hasta 445 gigatoneladas de CO2 para el final de este siglo, lo que equivaldría a más de una década de emisiones de combustibles fósiles.
Además, reducir el consumo de carne de res no solo beneficiaría al clima, sino también a la salud humana, al reducir el riesgo de enfermedades como cáncer, problemas cardíacos y diabetes, además de mitigar los efectos negativos del cambio climático, como enfermedades transmitidas por insectos y desastres naturales.
Aunque la restauración de los bosques no solucionará por sí sola el cambio climático, los investigadores destacan su enorme potencial como herramienta en los esfuerzos globales para mitigar sus efectos y alcanzar los objetivos de reducción de emisiones.