En Bélgica, un equipo de psicólogos y psiquiatras está llevando a cabo un innovador ensayo clínico que explora el uso de la psilocibina, un compuesto psicodélico encontrado en las "setas mágicas", para complementar las terapias convencionales en el tratamiento de personas con alcoholismo.
Dirigido por la psicóloga Laetitia Vanderijst, este estudio es parte de su tesis doctoral en la Universidad Libre de Bruselas y tiene como objetivo investigar nuevas posibilidades en el tratamiento de la salud mental.
Vanderijst aclara que "no se trata de un producto milagroso ni de un tratamiento milagroso. Nuestro objetivo con este primer estudio es sensibilizar a la comunidad psiquiátrica belga sobre la posibilidad de usar estas terapias. Esperamos que, en el futuro, se implemente con un seguimiento más extenso, con más tratamientos disponibles para quienes lo deseen y con una supervisión y recursos mejorados. Hay un aumento de los problemas de salud mental, y no ha habido mucha innovación en psiquiatría en las últimas décadas."
La psilocibina se considera un catalizador de procesos psicológicos, que podría ayudar a los pacientes a explorar áreas metafóricas que la terapia tradicional no alcanza. Janaïna Benoît, otra integrante del equipo, explica que su papel es preparar a los pacientes para la toma de la sustancia. Durante la sesión, que dura entre cinco y siete horas, los pacientes usan un antifaz y auriculares con música, mientras el equipo permanece presente para gestionar cualquier problema sin distraer al paciente.
Benoît señala: "El alcohol es un síntoma que afecta todos los aspectos de la vida de una persona y, generalmente, se conecta con muchas otras situaciones, relaciones y recuerdos."
"Es interesante porque a menudo los pacientes se sorprenden y nos miran como si dijeran '¿me van a dar psicodélicos? Esto es raro'. Luego, confían en nosotros, lo cual es positivo, ya que se construye una relación y se colocan en una posición de gran vulnerabilidad para realizar un trabajo constructivo y positivo sobre sus expectativas."
Felix Hever, otro miembro del equipo, agrega que durante las sesiones de dosificación, él y Benoît monitorean a los pacientes. Posteriormente, se llevan a cabo dos sesiones de integración de dos horas cada una para discutir la experiencia y darle significado. Hever concluye: "También hemos observado que una dosis baja puede tener efectos significativos y llevar a un trabajo psicoterapéutico que, aunque no tan espectacular o intenso como con dosis altas, también puede ser beneficioso para el paciente."
Este ensayo clínico busca abrir nuevas posibilidades en el tratamiento del alcoholismo y otros problemas de salud mental. Aunque la psilocibina no es una solución mágica, su potencial como complemento en la psicoterapia podría revolucionar la psiquiatría y ofrecer nuevas esperanzas para quienes enfrentan estas afecciones.