En la vida cotidiana, es común olvidar dónde dejamos las llaves o lo que íbamos a decir, especialmente cuando estamos ocupados o estresados. Sin embargo, cuando los olvidos se vuelven frecuentes o afectan tareas importantes, podrían ser un indicio temprano de Alzheimer.
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta principalmente a personas mayores y es la causa más común de demencia. Reconocer sus síntomas a tiempo es crucial para un diagnóstico temprano, mejorar la calidad de vida y planificar los cuidados a futuro.
Esta enfermedad avanza de manera progresiva, causando la pérdida de función de las neuronas en el cerebro, lo que lleva a un deterioro significativo de habilidades como la memoria, el lenguaje y la orientación. Con el envejecimiento, el riesgo de desarrollar Alzheimer aumenta, especialmente a partir de los 65 años. La detección temprana permite tomar medidas que prolonguen la autonomía y seguridad del paciente.
10 señales tempranas de Alzheimer
Identificar el Alzheimer en sus primeras etapas puede marcar la diferencia. Aquí te presentamos las señales más comunes que pueden ayudar a distinguir los síntomas de un simple despiste:
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Cambios en la memoria reciente
Dificultad para recordar información recién aprendida, lo que va más allá de un simple olvido ocasional.
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Problemas para planificar y resolver problemas
Actividades cotidianas como seguir instrucciones o hacer cálculos simples se vuelven difíciles.
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Dificultad para completar tareas conocidas
Olvidar cómo realizar actividades familiares como conducir a un lugar común o jugar un juego.
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Desorientación en tiempo y lugar
Perder la noción de fechas importantes o cómo llegar a un lugar, lo que puede generar ansiedad y situaciones peligrosas.
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Cambios en la percepción visual
Dificultad para juzgar distancias y reconocer objetos, afectando la seguridad al moverse o conducir.
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Dificultad para seguir una conversación
Olvidar palabras, repetir frases o perder el hilo de la conversación, lo que puede llevar al aislamiento social.
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Pérdida de objetos con frecuencia
Colocar objetos fuera de lugar y no recordar dónde están, o acusar a otros de haberlos tomado.
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Problemas para tomar decisiones
Tomar decisiones impulsivas o descuidar aspectos básicos de la higiene personal.
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Pérdida de iniciativa o apatía
Falta de interés en actividades previamente disfrutadas, como reuniones sociales o pasatiempos.
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Cambios en la personalidad y estado de ánimo
Aumento de la ansiedad, irritabilidad o desconfianza en situaciones cotidianas, lo que puede dificultar la convivencia.
¿Qué hacer si detectas estos síntomas?
Si tú o alguien cercano experimenta varios de estos síntomas, es fundamental consultar a un neurólogo para una evaluación. Una prueba neurocognitiva puede ayudar a determinar si el deterioro es reversible o si se trata de Alzheimer. El diagnóstico temprano permite planificar tratamientos y cuidados, además de acceder a opciones terapéuticas que pueden retrasar la progresión de la enfermedad. Aunque no existe una cura definitiva, un estilo de vida saludable, que incluya ejercicio, dieta balanceada y estimulación mental, puede ayudar a mantener la salud cerebral.