Cuando se habla de realidad virtual, lo primero en lo que se piensa es en videojuegos o en todo tipo de entrenamientos basados en simulaciones en donde se pueden recrear, en un entorno controlado, situaciones que luego la persona entrenada tendrá que planificar o llevar a cabo en el mundo real: pilotos de avión, militares, ingenieros de todo tipo, arquitectos…
Dentro de este amplísimo campo, se encuentra el virtual embodiment (encarnación virtual). En él, el sujeto interactúa con el entorno a través de un avatar gracias a unas gafas de realidad virtual y a un sistema de captura de movimiento que permiten a la persona reflejar su postura y sus gestos en el entorno virtual, permitiendo que se llegue a sentir que el cuerpo virtual es parte del cuerpo físico. Esto hace posible que el cerebro, aunque sabe que lo que ve no es real, perciba las situaciones virtuales en las que está de manera muy similar a la forma como percibe la realidad.
Pero la realidad virtual puede ir mucho más allá según Pierre Bourdin, PhD, investigador de la Universitat Oberta de Cataluña (UOC), quien durante su tesis doctoral afirmó que, una vez creada la conexión con el avatar virtual, podían también generarse experiencias extracorporales. Es decir, hacer sentir a la persona que abandonaba su propio cuerpo.
Estos dos hechos juntos están permitiendo utilizar el proceso de encarnación virtual en diferentes campos de investigación y usos terapéuticos, así como empezar a comprender cómo funcionan las experiencias extracorporales en el cerebro.
La firma cerebral de las experiencias extracorporales
Uno de los principales problemas a la hora de caracterizar qué es una experiencia extracorporal es que, en la vida real, esta solo se consigue ante eventos muy traumáticos, como accidentes, cirugía cerebral o situaciones cercanas a la muerte, o con el uso de algunas sustancias alucinógenas. Todas estas son situaciones las cuales, por razones obvias, son muy difíciles de replicar, lo cual hace muy complejo estudiarlas desde un punto de vista científico.
Por ello, investigadores de la Universidad de Barcelona (UB) y la UOC, entre los que se encuentra P.. Bourden, han participado en un proyecto internacional liderado por investigadores de instituciones belgas y en el que también han participado Suiza y Canadá, en el que realizaron una prueba de concepto para analizar la firma cerebral de las experiencias extracorporales inducidas por realidad virtual.
Para ello, sometieron a siete individuos (tres mujeres y cuatro mujeres) de edad media 34 años a sesiones con realidad virtual en las que se buscaba simular eventos traumáticos de una forma realista para provocar experiencias extracorporales. Los resultados de este proyecto han sido recientemente publicados en la revista Journal of Cognitive Neuroscience.
En él se midieron cambios en la actividad cerebral consistentes con los obtenidos durante estados alterados de conciencia.
Gestión de las conductas racistas y rehabilitación de maltratadores
El perfil de los individuos con conductas racistas y maltratadores presentan varios aspectos comunes, entre los que destacan la falta de conexión y la empatía. Esto hace que sean cuestiones centrales en las terapias de rehabilitación en donde la realidad virtual puede desempeñar un papel de gran importancia, ya que permite, por ejemplo, que el “maltratador o el individuo con conductas racistas se ponga en la piel de la víctima y perciba la violencia y las amenazas de forma similar”, declaró a Univadis España Sofia Seinfeld, PhD, profesora de Psicología en la UOC. “Obviamente, muy poca gente se considera racista, por lo que lo que nosotros medimos en nuestros estudios es el racismo implícito. Es decir, aquel que se manifiesta mediante procesos no conscientes y automáticos que nosotros buscamos detectar en sesiones de encarnación virtual.
En uno de los primeros estudios de este tipo en los que participé, poníamos a participantes de raza caucásica en sesiones de realidad en un avatar de raza negra y veíamos cómo eso podía impactar en su nivel de racismo implícito. Los resultados mostraron que si el avatar se encontraba en un contexto social neutro o positivo, el nivel de racismo implícito de la persona tendía a reducirse. En cambio, en contextos sociales negativos, en los que, por ejemplo, el resto de los avatares mostraba rechazo, el nivel de racismo de la persona tendía a aumentar”, continúo la profesora de la UOC
Otro campo en donde la tecnología de realidad virtual puede usarse es en el de la terapia de rehabilitación para maltratadores machistas o vicarios. La experiencia de encarnación virtual puede ayudarles a adquirir el punto de vista de la víctima y sentirse como se sienten ellos. "Esta herramienta nos permitió trabajar la empatía. Encontramos resultados bastante positivos: mejoraba el reconocimiento de ciertas emociones, y esto despertaba dinámicas muy interesantes en otros procesos de la terapia", añadió S. Seinfeld.
Procesos de rehabilitación motora y tratamiento de las fobias
La encarnación virtual también puede ser de utilidad en la rehabilitación de pacientes con lesiones motoras de dos maneras: la primera, y más simple, es usar la realidad virtual para proporcionarles un entorno más agradable o entretenido en el que realizar sus ejercicios. La segunda vía de actuación es usar la realidad virtual para simular que el cuerpo del paciente se mueve mejor de lo que en realidad se mueve, reduciendo así, en caso de que se produzca, la frustración del paciente.
Desde el punto de vista psicológico, la realidad virtual también puede utilizarse para el tratamiento del estrés postraumático y de las fobias, ya que permite exponer al paciente, en un entorno completamente controlado, a la situación que le causa estrés o miedo incontrolable. Es decir, si, por ejemplo, la persona tiene miedo a las arañas, pueden planificarse todo tipo de situaciones con arañas virtuales, de menor a mayor intensidad, pero, al mismo tiempo, se puede hacer que desaparezca si la persona alcanza un estado de gran sufrimiento.