Un nuevo test detecta el riesgo de desarrollar cirrosis hepática en la población sana

Un nuevo test detecta el riesgo de desarrollar cirrosis hepática en la población sana
AGENCIAS / EL TIEMPO

La cirrosis hepática es una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Se trata de una enfermedad silente, que avanza lentamente a los largo de los años sin producir síntomas y, generalmente, cuando se detecta se encuentra ya en un estado avanzado. 

Una investigación reciente, liderada por un equipo del Hospital Clínic de Barcelona, ha validado un test que podría permitir la estratificación de los individuos según el riesgo hepático y guiar así la atención preventiva. Los resultados se han publicado en The Lancet.

“Se estima que la prevalencia de la cirrosis hepática podría estar en torno al 1 % de la población en España. Y crecerá más porque vivimos una epidemia de diabetes y obesidad que son las principales causas de esta enfermedad, junto al alcohol y los virus de la hepatitis B y C. Cada vez vemos más pacientes en las consultas con cirrosis avanzada”, declara a Univadis España el doctor Manuel Romero, presidente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado.

Un test para predecir la cirrosis

“La prueba mide ocho variables: la edad y el sexo de la persona y seis variables simples de laboratorio que se hacen en la mayoría de las analíticas de rutina. Estas ocho variables se combinan entre sí por medio de una fórmula y dan un número que indica el riesgo que una persona tiene de padecer fibrosis en el hígado, es decir, de tener una enfermedad crónica evolucionada o incluso cirrosis”, declara a Univadis España el hepatólogo Pere Ginés, consultor del Servicio de Hepatología del Hospital Clínic de Barcelona y autor principal del estudio. 

El test se probó en 14.726 participantes de entre 40 y 75 años que no sabían que tenían enfermedad hepática. ”Más tarde hemos probado de forma pronóstica en casi medio millón de participantes de otra cohorte de Inglaterra”, añade el investigador. Esta investigación forma parte del proyecto europeo Liver Screen, un estudio poblacional de detección de fibrosis hepática en países europeos que está coordinado por el equipo del hospital Clínic y en el que participan entre ocho y diez países. “Están analizando a personas de la población general que no tienen enfermedad hepática y que no saben que están enfermas del hígado. Y han visto que entre el 0,5 % y el 1 % de estas personas tienen cirrosis sin saberlo”, dice Gines.

La prueba facilita el diagnóstico y predice si la persona tiene un riesgo de fallecer por una enfermedad del hígado a largo plazo, a unos 15 años vista. Según apunta el hepatólogo, una puntuación por encima de diez se considera riesgo alto. “Por encima de este valor, la persona tiene riesgo de padecer enfermedad hepática en ese momento o de desarrollarla en el futuro y debe acudir a un médico especialista para que confirme el diagnóstico, ya que aunque esta prueba tiene una precisión muy elevada, por encima del 85 %, existe un pequeño porcentaje de error”. 

“Probablemente tendrán que pasar al menos dos o tres años para que el test entre en la práctica clínica. Necesitamos que pase un tiempo y ver que realmente se utiliza, según vayan saliendo estudios que lo apliquen a otras cohortes de población y demuestren exactamente lo mismo. Lógicamente esto va a generalizar la utilización del test”, señala Ginés.

Prevenir los factores de riesgo

“El test predice tres cosas: el riesgo de hospitalización por una enfermedad hepática, la mortalidad de causa hepática, que en general en el 99 % es por cirrosis, y el riesgo de desarrollar cáncer de hígado”, apunta Pere Ginés. Y recalca que en función de sus predicciones, se debe personalizar el tratamiento a los pacientes, “en los de riesgo elevado hay que identificar los factores de riesgo e intentar reducirlos o eliminarlos”. 

Los principales factores de riesgo para desarrollar enfermedad hepática son el consumo de alcohol, la obesidad o el sobrepeso, la diabetes y los virus de la hepatitis B y C. “Los virus van a la baja en España, por eso las causas mayores son la obesidad, el sobrepeso o la diabetes, es decir, el trastorno metabólico que causa depósito de grasa en el hígado e inflamación, y el consumo de alcohol”, señala Pere Ginés. 

En relación a este último factor, el especialista advierte que en las mujeres el riesgo aparece cuando se consumen más de 14 unidades de alcohol a la semana, es decir, dos copas de vino al día; y en hombres el riesgo comienza cuando se superan las 21 unidades a la semana.

Existen unas medidas sencillas de hábitos de vida que consiguen mejorar el pronóstico de estos pacientes. “Si detectamos esta enfermedad en un estadio inicial, el cambio de los hábitos de vida, como es dejar de beber alcohol y aprender a comer bien con una dieta mediterránea y a realizar ejercicio físico aeróbico moderado tres horas a la semana, es suficiente para parar la enfermedad. Si la detectamos cuando está avanzando e implementamos esas mismas medidas, también se consigue cambiar el pronóstico de estos pacientes, incluso si ya tienen la cirrosis implantada”, afirma el doctor Manuel Romero. Quien aconseja que las personas diabéticas deben hacerse un estudio del hígado porque tienen un riesgo alto de padecer enfermedad hepática. 

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