“Este estudio muestra el potencial de llevar controles de salud a las masas sin interrumpir las rutinas diarias”, indica Ian Jones, de la Universidad John Moores de Liverpool,  “En el transcurso de dos meses, identificamos a 39 pacientes que no sabían que tenían fibrilación auricular. Son 39 personas con mayor riesgo de accidente cerebrovascular que recibieron una cita con el cardiólogo”

Los investigadores del estudio analizaron si agregar sensores de electrocardiograma (ECG) a las asas de los carritos de supermercado podría detectar la fibrilación auricular en los compradores. Diez carritos fueron equipados con sensores en las asas y se utilizaron en cuatro supermercados con farmacias en Liverpool durante el período de dos meses del estudio. Si se detectaba un latido cardiaco irregular el sensor se iluminaba en rojo

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De 2,115 participantes 220 dieron luz roja en el sensor, pero tras la revisión del ECG por parte del cardiólogo del estudio, no hubo evidencia de fibrilación auricular en 115 participantes, 46 registros no estaban claros y se diagnosticó fibrilación auricular en 59 participantes. La edad media de esos 59 participantes con fibrilación auricular fue de 74 años y un 43% eran mujeres. De ellos, 20 ya sabían que tenían arritmia y 39 no habían sido diagnosticados previamente. 

“Casi dos tercios de los compradores a los que nos acercamos estaban felices de usar un carrito y la gran mayoría de los que se negaron estaban apurados en lugar de desconfiar de ser analizados. Esto muestra que el concepto es aceptable para la mayoría de las personas y vale la pena probarlo en un estudio más amplio” concluye el investigador.