RENACER (Red Nacional de Metástasis Cerebral) es un proyecto creado por investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), con el objetivo de almacenar muestras vivas de metástasis cerebral para favorecer la investigación oncológica.
Generalmente, las investigaciones oncológicas comienzan en modelos experimentales, y solo cuando se produce un descubrimiento significativo comienza la búsqueda de muestras de pacientes. Este proceso suele llevar mucho tiempo y conlleva dificultades asociadas (como el acceso a muestras). Con el proyecto RENACER se ha creado un biobanco “vivo” que ofrece la posibilidad de realizar experimentos directamente con muestras de pacientes.
El proyecto se inició hace tres años y desde entonces se han almacenado muestras de más de 150 pacientes. Ahora, en una publicación en Trend in Cancer sus creadores explican las ventajas de RENACER.
En muestras vivas, explican los investigadores, se puede estudiar la respuesta de las células cancerosas a los fármacos, abriendo nuevas vías de investigación de opciones terapéuticas antes de su aplicación.
“Hemos construido un biobanco vivo”, escriben sus creadores. “Y esta característica puede ser transformadora no solo para la investigación, sino también para el diseño de ensayos clínicos, especialmente cuando se centran en necesidades clínicas no cubiertas, como la metástasis cerebral”.
En el proyecto participan 18 hospitales españoles. Cuando un paciente con metástasis cerebral se somete a una intervención quirúrgica tiene la opción de donar una parte de su cerebro a este repositorio. Tras la cirugía, las muestras salen de quirófano en contenedores especiales, en su medio de cultivo con una temperatura de entre 4 y 8ºC. En menos de 24 horas estas muestras deben llegar al Biobanco del CNIO, que se encuentra en Madrid. Allí se realizan los cultivos organotípicos, y se dividen en partes alícuotas que se almacenan como muestras para futuras investigaciones. También se las analiza con diversas técnicas y se las secuencia, para extraer de ellas la mayor cantidad posible de información. Todos los datos se introducen en una base de datos abierta a la comunidad científica internacional.
Gracias a esta red ya hay dos ensayos clínicos en marcha, que determinarán la capacidad de dos biomarcadores para discriminar los casos en que será efectiva la radioterapia.