Al parecer, es inevitable experimentar somnolencia tras el almuerzo. Aun así, hay algunas acciones que se pueden tomar en cuenta para evitarla.
Sentir cansancio después de comer es algo que la mayoría de la gente ha experimentado. Aunque este letargo y disminución del estado de alerta se asocia comúnmente con comer, su origen se encuentra realmente en los ritmos circadianos del cuerpo, según el doctor en Ciencias Básicas y Aplicadas argentino Santiago Plano.
Los ciclos circadianos son cambios físicos, mentales y conductuales que experimentan altibajos en su intensidad siguiendo un ciclo de 24 horas. El reloj biológico coordina varias variables, algunas de las cuales alcanzan su punto máximo, otro el punto mínimo y otras se encuentran en situaciones intermedias durante el día. Según el especialista, la hora del día en que una variable alcanza su punto más bajo se conoce como nadir.
Precisamente, la somnolencia ocurre cuando hay una coincidencia entre comer y una fase de baja en ciertas hormonas y factores de atención, lo que lleva a una disminución del patrón de actividad y el estado de alerta y un aumento en la fatiga. Según la definición médica, esto se llama sueño posprandial, del latín "pos" que significa después, y "prandium" que significa almuerzo o comida.
Según Plano, el período después de comer se distingue por una sensación de peso, fatiga extrema, desorientación y falta de enfoque. Plano también es investigador en el Instituto de investigaciones Biomédicas (BioMed) de la Universidad Católica Argentina (UCA) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
Las personas pueden experimentar un rendimiento reducido en la resolución de tareas, tanto físicas como ejecutivas, y una disminución en el desempeño laboral, ya que la somnolencia puede provocar este efecto negativo y aumentar el riesgo de accidentes.
¿Se puede evitar el sueño después de comer?
El científico argentino admite que, aunque la somnolencia después de comer no es causada directamente por comer, algunos factores relacionados como el hambre, la cantidad y calidad de la comida, y los impulsos involuntarios del sistema nervioso autónomo pueden afectar su efecto y duración, como aumentar los movimientos intestinales o permitir la relajación de los esfínteres gastrointestinales.
Ante esto, Plano indica que hay ciertas sugerencias a tener en cuenta para evitar la somnolencia, como elegir comidas simples y ligeras; evitar el exceso de grasas y azúcares; tomar café para aumentar la atención; y hacer actividades físicas de bajo impacto, como dar un paseo corto.
Sin embargo, es aconsejable tomarse una breve siesta (de 15 a 20 minutos) para aliviar la fatiga y recuperar el estado de alerta de forma natural.
