Este tema genera división entre investigadores científicos, ya que existen diferentes teorías
Se han propuesto diversas teorías para explicar por qué los bostezos pueden ser contagiosos. A continuación, se presentan algunas posibles explicaciones respaldadas por investigaciones científicas:
Teoría de la empatía: Esta teoría postula que el contagio del bostezo está vinculado a la capacidad humana de experimentar empatía. Según esta idea, cuando presenciamos a alguien bostezar, nuestro cerebro "simula" la acción y activa los mismos circuitos neuronales responsables del bostezo, lo que nos lleva a bostezar también. Diversos estudios han encontrado una correlación entre la capacidad empática de una persona y su probabilidad de contagiar bostezos
Teoría de compartir emociones: Elisabetta Papalagi, del Instituto de Ciencias Cognitivas y Tecnologías de Roma, presentó un estudio que sostiene que el contagio del bostezo es un mecanismo para compartir emociones. Se recopilaron diversas causas y variables, como las relaciones entre los sujetos -si se conocían o no, si eran amigos, familiares, compañeros de trabajo...-, los países de origen, géneros e incluso los estilos de bostezo. El vínculo social resultó ser un predictor de respuesta al bostezo de otra persona.
Teoría de la sincronización cerebral: Esta teoría sugiere que el contagio del bostezo podría estar relacionado con la sincronización de la actividad cerebral entre las personas. Se ha demostrado que las regiones cerebrales involucradas en la generación del bostezo, como el córtex motor primario, se sincronizan entre individuos que experimentan el contagio. Estudios de neuroimagen funcional han respaldado esta idea, mostrando una activación similar en las áreas cerebrales relacionadas con el bostezo tanto en la persona que bosteza como en la que se contagia.
Teoría de la comunicación social: Esta teoría sugiere que el contagio del bostezo puede ser una forma de comunicación no verbal entre individuos. En diversas especies animales, el bostezo es una señal de estado de ánimo o niveles de alerta, y se ha propuesto que el contagio del bostezo puede funcionar de manera similar como una forma de comunicación en los seres humanos. A través del contagio, podríamos transmitir información sobre nuestro estado emocional o nivel de fatiga a otros miembros de nuestro grupo social.
