Por qué los jóvenes no hablan por teléfono y optan sólo por los mensajes
Redacción/ El Tiempo de MonclovaCasi el 80% experimenta ansiedad si tiene que hablar, aunque varios estudios demuestran que es bueno para mejorar los vínculos con allegados.
Las llamadas telefónicas cada vez son menos habituales entre los jóvenes a no ser que sean de máxima necesidad, lo que contribuye a que las plataformas de mensajería instantánea continúen siendo el método de comunicación líder.
Tras meses de mandatos de distanciamiento social, la gente se apoya mucho en la tecnología para sentirse conectada socialmente. Pero un estudio sugiere que la gente opta con demasiada frecuencia por enviar correos electrónicos o mensajes de texto cuando es más probable que una llamada telefónica produzca los sentimientos de conexión que anhelan.
“La gente se siente mucho más conectada a través de los medios de comunicación basados en la voz, pero su temor a la incomodidad les empuja hacia los medios de comunicación basados en el texto”, añadió el experto.
El 81% de los millennials sienten ansiedad antes de hablar por teléfono, un fenómeno que se denomina telefonofobia y que genera que, por ejemplo, tengan que prepararse antes de hacer una llamada.
Según los resultados arrojados por este análisis, este sentimiento se debe a que durante una llamada telefónica la persona puede sentirse vulnerable al tener menos tiempo para transmitir su respuesta. Aunque también citan otras razones, como que las llamadas les quitan demasiado tiempo (75%) o que reciben llamadas de una persona con quejas (64%).
Además, el 55% dicen no contestar si está en algún evento y el 46% evita atender el teléfono si cree que va a haber una discusión. En último lugar se encuentran aquellos jóvenes que evitan hacerlo si están en el trabajo (37%).
Siguiendo esta línea, se indica que es mucho más común que los menores de edad escojan enviar audios de voz a que llamen por teléfono, siempre que no sea una situación urgente.
Respecto a las llamadas que los millennials sí acceden a tener, depende de quién esté al otro lado. Las llamadas de parejas sentimentales son las menos ignoradas (un 11%), los jefes son los segundos menos ignorados (un 14%) y, los compañeros de trabajo ocupan el tercer lugar de personas menos ignoradas (21%). Curiosamente son la familia y los amigos los más ignorados, con un 25% y un 29%, respectivamente.
Otro aspecto a tener en cuenta es la privacidad. Los millennials admiten sentir mucha más privacidad cuando chatean por mensajes que en una llamada telefónica. Según expertos, los jóvenes explican que pueden enviar mensajes en una habitación y nadie sabrá lo que están diciendo. Sin embargo, en el teléfono, tienen que reubicarse para evitar que la gente “escuche a escondidas”.
El rechazo a hablar por teléfono es más común de lo que parece, ya que son muchas las personas en las que, al realizar esta acción, aparecen emociones como la vergüenza o el miedo, sentimientos que pueden llegar a ser incapacitantes.
Es que llamar por teléfono produce en los jóvenes ansiedad porque les impide preparar un mensaje como les gustaría. Esto es, apuntan los expertos, consecuencia de la llamada comunicación asíncrona propiciada por las pantallas con la que crecieron: aquella en la que mensaje y respuesta tienen lugar en momentos diferentes, es decir, que se produce en diferido.
A diferencia de ello, la comunicación síncrona, en directo, les hace sentirse vulnerables dado que no controlan de la misma manera la impresión que van a dar ni lo que van a decir. No pueden, en definitiva, borrar el mensaje y pulirlo cual eslogan. Como Photoshop a nuestra imagen, la a sincronía pone filtro a nuestras emociones.
La generalización de los mensajes de texto y de las redes sociales cambió radicalmente la forma de comunicarnos y las relaciones interpersonales, y existe cierta preocupación sobre cómo esos nuevos hábitos están afectando a la capacidad de conversar y a las relaciones cara a cara. Y a quienes más se ataca por sustituir las charlas cara a cara por las conversaciones on-line es a los jóvenes.
- Algunas claves para que la conversación telefónica funcione:
- La regla de los ocho minutos:
La idea de pactar los ocho minutos viene de un trabajo de 2021 del Departamento de Psicología de la Universidad de Harvard que demostró que las llamadas rara vez terminaban cuando ambos participantes querían. Tras analizar 932 conversaciones telefónicas, el equipo de investigadores concluyó que siempre había uno que se quedaba con ganas, mientras a otro la llamada le había parecido una eternidad.
- Siempre pedir permiso:
La fórmula de pactar una conexión breve, pero real, consigue la cuadratura del círculo: eliminar fricciones y disfrutar de los beneficios de hablar por teléfono. Por supuesto, antes habría que avisar. Las conversaciones telefónicas de la era postdigital nunca se improvisan.
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