Mareo del viajero: causas y alivios
AGENCIAS / EL TIEMPOCon la llegada del buen tiempo y las vacaciones de verano aumenta el número de viajes, pero para algunas personas desplazarse en coche puede convertirse en un problema, si experimentan cinetosis, un desorden que además de provocar mareo debido al movimiento, puede ocasionar malestar en la cabeza y el estómago, pudiendo derivar en náuseas y vómitos.
Los síntomas de la cinetosis están producidos por la aceleración y desaceleración lineal y angular repetidas, y ocurren cuando el cerebro recibe señales de movimiento que no coinciden, durante los viajes en coche, autocar, tren, avión o barco, explican desde la Clínica Universidad de Navarra (CUN).
Por ejemplo, dentro de un barco, el oído interno percibe el movimiento, pero los ojos no pueden percibir que se mueve.
Explica la CUN que la susceptibilidad individual a este malestar es variable y “los estímulos visuales (un horizonte en movimiento), la mala ventilación (humos, monóxido de carbono, vapor) y los factores emocionales (miedo o ansiedad) actúan junto con el movimiento para precipitar un ataque” de cinetosis.
“Los primeros síntomas suelen pasar inadvertidos. Es habitual que el problema comience con una sensación de somnolencia acompañada de bostezos, y que después lleguen las náuseas, sudores fríos, malestar en el estómago e incluso vómitos”, explican los especialistas del Instituto de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello de Madrid (ORL-IOM).
La cinetosis afecta a gran cantidad de personas y aunque en la mayoría de los casos no es en sí una condición grave, puede ser bastante molesta para quienes la sufren, señalan.
Desplazamientos masivos en coche
Una de las situaciones donde se producen más casos de cinetosis son los desplazamientos familiares en coche por carretera, masivos durante las vacaciones, fines de semana y días festivos, a lo largo de los meses cálidos, afectando sobre todo a los ocupantes del automóvil que no son el conductor, y en mayor medida a aquellos que viajan en los asientos traseros.
¿Qué desencadena la cinetosis? ¿Y por qué no les suele pasar al conductor ni al acompañante que ocupan los asientos delanteros?
“Para entender la sensación de mareo por movimiento tenemos que hablar de los Mecanismos de Orientación Espacial (MOE) ”, explican Juan Pérez Fernández y Paula Rivas Ramírez, investigadores en el ámbito de la neurociencia de la Universidad de Vigo (Galicia, España), en un artículo publicado en el portal de divulgación académica The Conversation.
Los MOE tienen que ver con “cómo ubicamos nuestra posición en el espacio que nos rodea para distinguir, por ejemplo, dónde es arriba y dónde abajo. Así podemos mantener la postura corporal, movernos e interactuar con nuestro ambiente”, señalan.
En esta tarea participan principalmente tres sistemas: el vestibular, el visual y el propioceptivo.
Mantener la postura corporal depende principalmente del sentido del equilibrio, el cual está mediado por el sistema vestibular, una estructura que se encuentra localizada en nuestro oído interno y nos faculta para determinar nuestra posición y saber cuándo nos estamos moviendo, según explican.
Para mantener la postura corporal también juega un papel importante la vista, o sistema visual, que se complementa con el sistema vestibular haciendo que nuestra orientación espacial sea más precisa, según los investigadores de Vigo.
Añaden que hay otros sistemas del organismo que forman parte de nuestros MOE como el propioceptivo, que usa sensores en los músculos, tendones y articulaciones para saber la fuerza y la posición generados por nuestros propios movimientos.
Discrepancia entre los sentidos
El uso de diferentes estrategias hace que nuestra orientación espacial funcione muy bien en la mayoría de los escenarios, pero algunos inventos humanos, como los medios de transporte, han creado nuevas situaciones que la desafían, según Pérez y Rivas.
“Los medios de transporte, incluido el coche, crean una alteración de las condiciones que moldearon esa capacidad de situarnos en el espacio a lo largo de la evolución”, destacan.
“Cuando leemos o vemos una película dentro de un vehículo en marcha, nuestro sistema visual se concentra en un punto. Mientras que el sistema propioceptivo nos indica que estamos sentados inmóviles dentro del vehículo, el vestibular nos avisa de que nos encontramos en movimiento”, prosiguen.
Así, “a nuestro cerebro llegan informaciones contradictorias a través de estos tres sistemas”, puntualizan.
También “puede haber conflicto cuando vemos por la ventanilla pasar objetos a gran velocidad, ya que, al verse borrosos, el cerebro no logra interpretar esa información. Esto también ayuda a marearnos”, añaden.
Sentarse en el asiento delantero, donde se goza de un campo visual mucho más amplio y puede observar el horizonte lejano moviéndose lentamente a través del parabrisas, resuelve el conflicto entre los sistemas visual y el vestibular, porque el cerebro recibe información similar de la dirección y la velocidad del movimiento a través de los oídos y los ojos, señalan.
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