Los europeos pueden tener sin cubrir sus necesidades de atención dermatológica

Los hallazgos pueden ayudar a fundamentar la atención clínica, las intervenciones específicas y el desarrollo de guías clínicas.

Los investigadores analizaron datos de un estudio de cohortes transversal poblacional de 44.689 adultos de 27 países europeos (el estudio EADV sobre la carga de enfermedades de la piel). El objetivo principal era describir el recorrido del paciente con enfermedades de la piel, desde la primera consulta hasta el diagnóstico.

Los pacientes completaron cuestionarios en los que se les preguntaba sobre enfermedades de la piel y sensaciones desagradables relacionadas con la piel en los últimos 12 meses, incluido su efecto clínico, primer contacto con un profesional de la salud y diagnóstico.

En general, el 47,2 % de la cohorte informó haber tenido al menos una enfermedad de la piel en los últimos 12 meses. El 18,4 % y el 30,3 % de la cohorte habían consultado a un dermatólogo durante los últimos 1 y 2 años, respectivamente. Los principales motivos de consulta esgrimidos fueron el control de lunares o el cribado de cáncer de piel (22,3 %) y la atención de enfermedades cutáneas recurrentes o crónicas (16,2 %).

Para la mayoría de las enfermedades (acné, dermatitis atópica, psoriasis, rosácea y cáncer de piel), los dermatólogos fueron los primeros profesionales sanitarios consultados y quienes realizaron el diagnóstico. Para las infecciones cutáneas por hongos, lo hacían los médicos de atención primaria, y para las enfermedades de transmisión sexual, otros especialistas. A menudo eran necesarias varias consultas para diagnosticar la enfermedad de la piel, en particular las enfermedades de transmisión sexual.

Una minoría considerable de pacientes afectados declaró que no habían consultado a un profesional de la salud por alopecia (44,7 %), acné (36,4 %), infección por hongos (30,0 %), rosácea (22,9 %) y psoriasis (17,7 %).

Para la mayoría de las enfermedades, la principal razón que dieron los pacientes para no consultar fue la capacidad de controlar la enfermedad por sí mismos o con la ayuda de familiares (39,6-53,4 %). Las excepciones notables fueron la alopecia, donde la razón principal fue la falta de preocupación por la afección (53,7 %) y la psoriasis, ya que los participantes a menudo se sentían capaces de autocontrolarse una vez que habían recibido el diagnóstico en el pasado (39,7 %).

En un comentario adjunto, Barry M. McGrath de la Asociación de Hidrosadenitis Supurativa, Condado de Clare, Irlanda, y Olivia Hughes, Máster en Ciencia y colegiada de la Sociedad Británica de Psicología, de la Universidad de Cardiff, en Gales, Reino Unido, señalan que "el camino hacia el diagnóstico podría determinar cómo una persona se adapta psicológicamente para afrontar una enfermedad crónica de la piel. Al comprender el recorrido de los pacientes, todas las partes interesadas pueden tomar medidas adecuadas para cerrar algunas de las brechas y, en última instancia, mejorar los resultados para todos".