La infección, principal causa de muertes con la terapia de células T
AGENCIAS / EL TIEMPOLas infecciones representan casi la mitad de todas las muertes no causadas por una recaída de la enfermedad entre pacientes con cánceres sanguíneos avanzados después del tratamiento con terapia de células T con receptor de antígeno quimérico (CAR), según muestra un nuevo metanálisis de ensayos clínicos y estudios del mundo real.
El estudio, que analizó la mortalidad no causada por una recaída entre 7.246 pacientes después del tratamiento con cualquiera de las seis terapias de células T con receptor de antígeno quimérico (CAR-T) aprobadas actualmente, mostró que las infecciones representaron 48,7% de todas las muertes sin recaída, aunque el patógeno se especificó solo en un tercio de los casos donde una infección figura como la causa de muerte, informó el Dr. David Cordas dos Santos, en el Congreso Anual de la American Society of Hematology (ASH) de 2023.
“Nuestros hallazgos resaltan la importancia de las infecciones posteriores a terapia de células T con receptor de antígeno quimérico y la necesidad de directrices integrales para mitigar los riesgos de infección”, afirmó el Dr. Cordas dos Santos, investigador del Dana-Farber Cancer Institute en Boston, Estados Unidos.
Aunque la terapia de células T con receptor de antígeno quimérico ha “revolucionado la práctica” para el tratamiento de los cánceres de células B, estos agentes también conllevan una variedad de toxicidades que pueden ser “profundas y duraderas”, explicó el Dr. Cordas dos Santos.
Sin embargo, sigue siendo menos claro cómo estos eventos adversos contribuyen a la mortalidad después del tratamiento.
En el análisis actual, los investigadores identificaron 34 estudios con datos de ensayos clínicos o de la práctica clínica del mundo real en los que se utilizaron tratamientos de terapia de células T con receptor de antígeno quimérico aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) para tratar a adultos con linfoma indolente, linfoma de células B grandes, linfoma de células del manto o mieloma múltiple.
El equipo descubrió que las tasas de incidencia acumulada de mortalidad sin recaída no se informaron en 16 de los ensayos clínicos incluidos en el análisis y faltaban en 12 de los 18 estudios del mundo real.
Entre los seis estudios que informaron mortalidad libre de recaída, la incidencia acumulada de un año fue de 7%.
Para compensar los datos faltantes, el Dr. Cordas dos Santos y sus colaboradores calcularon estimaciones puntuales de mortalidad sin recaída dividiendo todas las muertes por el tamaño de cada cohorte. Para probar desviaciones significativas, el equipo comparó las estimaciones puntuales con la incidencia acumulada de un año de mortalidad sin recaída informada en los seis estudios del mundo real.
La comparación mostró que, para la mayoría de los estudios, las estimaciones puntuales se desviaron de las incidencias reales informadas en menos de 1%. La estimación puntual general de la mortalidad sin recaída entre todos los pacientes fue de 7,6% con una mediana de seguimiento de 13,2 meses.
Las estimaciones puntuales fueron mayores entre los pacientes con linfoma de células del manto y mieloma múltiple que entre aquellos con linfoma indolente o linfoma de células B grandes.
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