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¿Existe la obesidad metabólicamente sana?

¿Existe la obesidad metabólicamente sana?
AGENCIAS / EL TIEMPO
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La adiposidad como resultado de la obesidad tiene un papel esencial en la diabetes y otras enfermedades metabólicas. “La obesidad es la causa principal de la fisiopatología de la diabetes. No es un problema estético. 

Es una amenaza que reduce la esperanza de vida a través de numerosas comorbilidades”, afirma Matthias Blüher, de la Universidad de Leipzig, en Alemania, en el Congreso anual de 2023 de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD, por sus siglas en inglés), celebrado en Hamburgo.

La obesidad metabólicamente sana: ¿Realidad o ficción?

Aunque se ha demostrado que la pérdida de peso reduce las probabilidades de desarrollar comorbilidades relacionadas con la obesidad, se sigue estudiando si las todas personas con obesidad tienen el mismo riesgo y si la pérdida de peso puede ayudar a revertir el daño causado por el exceso de grasa.

“Somos conscientes de que ciertas personas con obesidad están protegidas contra enfermedades cardiovasculares y metabólicas, observándose en algunas cohortes que el 15-20 % de las personas con obesidad no presentan complicaciones metabólicas”, dijo Blüher.

Pero, es difícil definir qué significa tener salud metabólica y obesidad. Blüher afirmó que “hay personas que parecen estar protegidas contra las enfermedades cardiometabólicas, pero esto depende ciertos factores de riesgo como la edad, la etnicidad y cómo definimos la obesidad metabólicamente sana”. Sin embargo, esto no significa que estas personas no tengan riesgo de consecuencias metabólicas ni que la pérdida de peso no pueda mejorar significativamente su calidad de vida.

Basándose en los resultados del estudio Bio-ShaRE, Blüher explicó que, en una cohorte de 163.517 personas en Europa, de las cuales el 17 % presentaban obesidad, “la prevalencia de obesidad metabólicamente sana fue de, aproximadamente, el 2-19 % en los hombres y del 7-28 % en las mujeres”.

A pesar de poseer estabilidad metabólica, las personas con obesidad metabólicamente sana siguen presentando un aumento del riesgo de complicaciones cardiovasculares en comparación con las personas sanas. En un estudio presentado por Blüher se mostró que las personas metabólicamente sanas con obesidad tienen un riesgo mayor de eventos cardiovasculares en comparación con las personas que no presentan obesidad y están metabólicamente sanas. “Sabemos que las evidencias indirectas sugieren que la pérdida de peso significativa puede conllevar una mejora en la supervivencia”, añadió Blüher.

Pero, no fue hasta agosto de este año que las evidencias directas mostraron que la pérdida de peso redujo los resultados cardiovasculares. En el ensayo SELECT se demostró que los pacientes con una inyección semanal de 2,4 mg de semaglutida perdieron, de media, el 16 % de su peso corporal y experimentaron una disminución de eventos cardiovasculares graves del 20 %.

¿Influye la distribución de la grasa?

Blüher explicó que la grasa generalmente se distribuye de forma desigual y no siempre contribuye a la grasa visceral y subcutánea, que tradicionalmente se ha asociado con diabetes tipo 2. “En última instancia, depende del tamaño, la localización y las células asociadas con el tejido adiposo”, dijo. “En algunas personas, la grasa se almacena en ‘depósitos seguros’, como en el tejido adiposo de las piernas. Las personas que tienen menos grasa visceral tienen una actividad insulínica más sana”. Para respaldar este argumento, Mikael Rydén, de Suecia, añadió: “El tejido adiposo se puede localizar en diferentes depósitos en el cuerpo. Cuando hablamos de tejido adiposo, generalmente nos referimos al área abdominal porque es metabólicamente activa y un buen parámetro para determinar el riesgo metabólico”.

Rob Taylor, de la Universidad de Newcastle, en Reino Unido, confirmó esta hipótesis con sus colegas al examinar los efectos de la pérdida de peso en personas con diabetes tipo 2 en los ensayos ReTUNE y DiRECT. Los participantes del estudio ReTUNE, todos ellos con diagnóstico de diabetes tipo 2 en los últimos 6 años, se sometieron a una exploración antes y después de hasta tres ciclos de pérdida del 5 % del peso, cada uno de estos ciclos compuesto de una dieta baja en calorías de 2 a 4 semanas, seguida de 4-6 semanas de mantenimiento del peso. Las exploraciones también se llevaron a cabo a los 12 meses. El 70 % de los participantes mostraron remisión de la diabetes tipo 2 tras la intervención. En las resonancias magnéticas posteriores se mostró que el grupo que experimentó la remisión también presentaba reducción de la grasa hepática más de un año tras la estrategia para la pérdida de peso. También se observaron niveles reducidos de triglicéridos tras un año.

Se observaron resultados similares en el ensayo DiRECT, en el que las personas con diabetes tipo 2 y un IMC de 27-45 kg/m2 se sometieron a la retirada de los antidiabéticos y los antihipertensivos, una dieta con restricción de calorías, reintroducción escalonada de alimentos y apoyo estructurado para el mantenimiento de la pérdida de peso a largo plazo. La diabetes remitió en el 46 % (68) de los participantes en el grupo de intervención. También mostraron evidencias de reducción de la grasa hepática, la glucosa en ayunas y los niveles de triglicéridos plasmáticos, además de una mejora de la respuesta a la insulina.

Como consecuencia de estos resultados, Taylor redefine la diabetes tipo 2 como “el estado de exceso de grasa hepática y el páncreas, independientemente del IMC”, siguiendo las líneas presentadas por Blüher y Rydén sobre la fisiopatología del tejido adiposo en las áreas metabólicamente activas del cuerpo.

Cabe destacar que no existe una definición universalmente aceptada para la obesidad metabólicamente sana. La mayoría de los estudios se define como la obesidad con menos de dos componentes de síndrome metabólico (presión arterial alta, glucosa en ayunas alta, niveles bajos de colesterol de lipoproteínas de alta densidad e hipertrigliceridemia).

Aunque estos marcadores metabólicos pueden estar en rangos sanos, Blüher pide precaución para considerarlo una señal de salud metabólica. “La gente siempre me pregunta: ¿se pueden salvar vidas tratando la obesidad? A lo que respondo: no es tan simple”. Las personas con obesidad metabólicamente sana siguen teniendo un riesgo mayor de enfermedad coronaria.

“Los médicos deberían recomendar la pérdida de peso a todas las personas con obesidad, ya que así se retrasará la aparición de enfermedades cardiometabólicas independientemente de cómo de metabólicamente sana esté la persona”, afirmó Blüher a Univadis.com. “Sin embargo, sugerimos un enfoque de tratamiento estratificado, en el que se prioricen tratamientos restrictivos o invasivos para las personas que no estén metabólicamente sanas”.

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