En un ensayo clínico cuyos resultados se presentaron el pasado domingo se demostró que una pastilla es capaz de reducir a la mitad el riesgo de muerte por un tipo de cáncer de pulmón cuando se toma diariamente después de la cirugía para extirpar el tumor.
La píldora, denominada osimertinib y desarrollada por AstraZeneca, redujo el riesgo de muerte a la mitad en un lapso de cinco años en aquellos que la recibieron junto con la cirugía. Un tratamiento que está destinado a pacientes cuyos tumores portan un tipo de mutación relativamente común.
Hablamos de un tipo de fármaco (se vende bajo la marca Tagrisso), que inhibe una proteína llamada receptor del factor de crecimiento epidérmico o EGFR. El EGFR es utilizado por células normales, pero ciertos tipos de cáncer producen niveles mucho más altos, lo que estimula su crecimiento.
Fue la FDA la que la aprobó en el año 2015 para tratar cánceres de pulmón de células no pequeñas (CPCNP) avanzados que presentaban una mutación específica relacionada con EGFR. Desde entonces, AstraZeneca ha tratado de demostrar que su fármaco puede tratar ampliamente estos cánceres relacionados con EGFR.
En el último estudio que nos ocupa, se analizaron los datos a largo plazo del ensayo ADAURA Fase III de la compañía. Dicho ensayo involucró a 682 pacientes diagnosticados con NSCLC con mutación de EGFR en etapa temprana, a quienes se les extirparon completamente los tumores con cirugía. A los pacientes se les dio de forma aleatoria osimertinib o un placebo.
¿Qué ocurrió? Cuentan los investigadores que el estudio estaba formado por pacientes que se les detectó sus tumores lo suficientemente temprano como para que posiblemente pudieran curarse solo con cirugía. Ocurre que este tipo de cánceres se vuelven fatales con frecuencia. Sin embargo, los que en el ensayo tomaron osimertinib tenían una probabilidad de supervivencia notablemente mayor.
No solo eso. Se descubrió que el fármaco reduce el riesgo de morir cinco años después del tratamiento en un 51 %. En general, el 88 % de los pacientes del grupo de osimertinib seguían vivos cinco años después, en comparación con el 78 % del grupo de placebo.
Hay que recordar que las tasas de cáncer de pulmón, aunque han bajado en las últimas décadas debido a que mucha gente ha dejado de fumar, sigue siendo la principal causa de muerte por cáncer y las probabilidades de sobrevivir siguen siendo bajas con los tratamientos actuales. Además, el NSCLC es la forma más común de cáncer de pulmón.
Por todo ello, los resultados de este nuevo estudio parecen representar un gran paso adelante en el tratamiento de estos tipos de cáncer en particular. Un fármaco que tiene el potencial de convertirse en un tratamiento de primera línea para estos pacientes.