Los pacientes con insuficiencia cardiaca que espacian el tiempo entre su primera y su última comida o refrigerio del día, independientemente de la ingesta calórica diaria, pueden beneficiarse de un menor riesgo de muerte por causas cardiovasculares, según señala un estudio observacional.
Los nuevos hallazgos, basados principalmente en 15 años de datos estadounidenses de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES), pueden desaconsejar las intervenciones dietéticas de restricción temporal, como el ayuno intermitente, para pacientes con insuficiencia cardiaca, afirmaron los investigadores.
Los casi 1.000 participantes del estudio que recibían tratamiento médico para la insuficiencia cardiaca informaron un promedio de intervalo diario para comer de 11 horas y un promedio diario de cuatro "ocasiones para comer", definidas como comidas o refrigerios de al menos 50 kcal.
Un intervalo de alimentación diaria de 11 horas o más, en comparación con menos de 11 horas, se correspondió con un descenso superior a 40% en el riesgo de mortalidad por causas cardiovasculares (p = 0,013) en el curso de cinco a seis años, informó Hayley E. Billingsley, nutrióloga, de la Virginia Commonwealth University, en Richmond, Estados Unidos, el 7 de octubre en el Congreso Anual de la Heart Failure Society of America (HFSA) de 2023.
El análisis se ajustó en función de la ingesta calórica, el número diario de comidas, el índice de masa corporal, los antecedentes de enfermedades cardiovasculares y cáncer, la diabetes y otros múltiples factores de confusión potenciales.
Los datos anteriores, en su mayoría de personas sanas, han indicado que el ayuno prolongado durante el día se asocia a una menor actividad física, dijo Billingsley a Medscape Noticias Médicas, así que puede ser que las personas con insuficiencia cardiaca que reparten su ingesta calórica sean más activas durante todo el día.
Por consiguiente, un intervalo de tiempo más largo para comer puede tener beneficios metabólicos indirectos y ayudar a preservar su masa corporal magra, posiblemente reduciendo el riesgo cardiovascular en un grupo de pacientes con riesgo de desgaste muscular.
Los hallazgos se suman a evidencia anterior del centro de Billingsley que señala que la ampliación de los intervalos de tiempo diarios para comer, especialmente una comida final más tardía en lugar de una primera comida más temprana, puede ayudar a mejorar la aptitud cardiovascular de los pacientes con obesidad e insuficiencia cardiaca con fracción de eyección preservada.
Se han estudiado el ayuno intermitente y otras prácticas que implican el horario de la ingesta de alimentos para la reducción de peso y la salud metabólica en personas mayoritariamente sanas y en pacientes con diabetes, señaló. "Pero está realmente poco explorado en personas con enfermedades cardiovasculares establecidas".
Con base en unos hallazgos ciertamente "muy preliminares", es posible que algunos pacientes no deban acortar sus intervalos de tiempo diarios para comer o realizar ayunos intermitentes, observó Billingsley. Probablemente valga la pena considerar, antes de recomendar el enfoque, "cuál es su riesgo de desnutrición o sarcopenia".